¿Por qué es difícil, pero no imposible, mejorar la movilidad en Bogotá?

¿Por qué es difícil mejorar la movilidad en Bogotá?
Crédito: Pixabay CC BY 0.0
Publicado:
4
Dic
2018
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¿Por qué es difícil, pero no imposible, mejorar la movilidad en Bogotá?

Aunque esa parece ser la pregunta por excelencia de las grandes ciudades del mundo, basta recorrer la carrera séptima en una hora pico para que cualquier viajero, derrotado, haga el comentario “Esto es peor que China”. “Es peor que el DF”. “Es peor que…”

¿Por qué la movilidad es tan complicada en Bogotá? ¿Se debe a lo angosto de sus calles y avenidas? ¿Al exceso de automóviles? ¿A la falta de alternativas en transporte público?

Conversamos con expertos de movilidad en Bogotá que compartieron sus opiniones sobre el tema, además de sus ideas  para posibles soluciones y las iniciativas que se han venido desarrollando en sus respectivas entidades.

Panorama general de la movilidad

A los bogotanos les gusta tener carro particular, de eso no hay duda. Según datos del Observatorio de Movilidad, entre 2002 y 2016, pasó de haber 590.939 a 2’103.725 automóviles particulares. La medida de ‘pico y placa’, que tendría que desestimular el uso del carro, se convirtió en la excusa perfecta para concesionarios automotores que promueven la compra de un segundo carro con placas inversas para poder seguir evitando la medida.

Al respecto la administración actual incluyó en su plan de desarrollo, Bogotá Mejor para Todos, la construcción de más de 30 km de infraestructura vial, avanzar en la primera etapa del metro y ampliar la red troncal de Transmilenio, además de la ampliación de la red de ciclorrutas en más de 120 kilómetros.  Y aunque la preocupación por el exceso de velocidad en la madrugada llevó a que la alcaldía de Peñalosa redujera el límite de velocidad a 50 kilómetros por hora, en realidad el promedio durante el día es de 24.

Según Juan Pablo Bocarejo, Secretario de Movilidad del Distrito, “las razones son múltiples y la mayoría están relacionadas, pero las de mayor impacto son el rezago en la infraestructura vial y de transporte, recursos limitados para financiar el transporte, la falta de modernización de los servicios, la falta de espacios adecuados y suficientes para los peatones y ciclistas y, sobre todo, la baja prioridad dada a la seguridad vial”.

Sin embargo, este no fue siempre el caso. Para el experto Darío Hidalgo, “Un tema para resaltar es que en Bogotá ya se dio una gran transformación entre 1995 y 2006, se puede repetir si ponemos tres cosas juntas: decisión política y acompañamiento ciudadano, un equipo de planeación e implementación orientado a los resultados con sentido de urgencia, y los recursos financieros para financiar la infraestructura y la operación (lo que incluye apoyo nacional). 

Si uno mira a la transformación del cambio de milenio, eso fue lo que pasó: continuidad de políticas de los alcaldes, aun si eran de distinta procedencia política; muy efectivo equipo del Distrito; recursos de varias fuentes (descapitalización de EEB, sobretasa a combustibles, apoyo nacional, endeudamiento).” 

¿Cómo se puede mejorar?

Aunque suene obvio, la solución más importante es dejar a un lado el carro particular y hacer uso de los medios alternativos de transporte, en especial el sistema de transporte público y la bicicleta.

“Nuestras prioridades han sido desde el primer día el transporte público y los modos no motorizados en todas las decisiones que tomamos, la seguridad vial, la gestión de la demanda del transporte para que los usuarios usen menos el carro y la moto, y la modernización de todos los componentes del sistema de movilidad, mientras buscamos nuevas fuentes de financiación que nos permitan garantizar el sostenimiento de los proyectos en el tiempo”, afirma Bocarejo.

Por supuesto, esto también depende de un cambio en la mentalidad de los ciudadanos para que el sistema de transporte público tenga prelación sobre el carro particular, y esto solo se logrará a partir de políticas y obras que garanticen la excelencia del servicio.

Al respecto, opinó Bocarejo: “Dentro de los proyectos de transporte público se encuentra la Primera Línea del Metro, nuevas troncales de TransMilenio, el cable aéreo de Ciudad Bolívar y mejoras al Sistema Integrado de Transporte Público actual.

Estos proyectos contribuirán a reducir los tiempos de viaje en la ciudad dado que todos los ciudadanos tendrán una troncal de transporte masivo a menos de 500 metros, ayudarán a mejorar la calidad del aire por el reemplazo de la flota de buses a tecnologías más limpias y a reducir el ruido y los accidentes de tránsito.

La creación de infraestructura de calidad para los peatones también está presente en todas las iniciativas y proyectos como el de la Troncal Carrera 7 que generará 400.000 m2 de espacio público adicionales para el disfrute de los ciudadanos.”  

Además, con el fin de garantizar la seguridad vial, la ciudad se adhirió a la política de Visión Cero, una iniciativa sueca que busca eliminar el concepto de asignar un valor monetario a la vida humana.

Esta práctica, usada a menudo en la creación de políticas públicas, permite a sus creadores incluir “riesgos” que pueden tomar y que solucionan con pólizas de seguros. “La visión CERO, adoptada por esta administración, le da un enfoque moderno al trabajo de la seguridad vial basado en cuatro principios: ética, responsabilidad, seguridad y mecanismos de cambio”, concluye el secretario.

Capital mundial de la bicicleta

Para Bocarejo “otro proyecto muy importante es posicionar a Bogotá como la Capital Mundial de la Bicicleta. La bicicleta viene aumentando su uso cada año en Bogotá gracias a que la ciudad cuenta cada día con más ciclo-infraestructura, programas de promoción y cultura vial, y servicios para los ciclistas”.

El ‘caballito de acero’ ha sido un estandarte de las políticas de Enrique Peñalosa desde su primera administración, cuando entregó a la ciudad más de 300 kilómetros de CicloRutas. Por esto hay que destacar que hoy en día la ciudad ve casi 800 mil viajes en bicicleta, y que éstos traducen en la reducción de toneladas de emisiones cada año, además de una mejora en la salud de los ciclistas y una recuperación de la vida en las calles.

Hacia el futuro

El Secretario de Movilidad recalca tres proyectos que Bogotá lanzará en el futuro cercano y que harán más amables los trayectos diarios de los ciudadanos: el Sistema Inteligente de Estacionamientos (SIE), los semáforos inteligentes, y la modernización del sistema de taxis.

El SIE será un conjunto de parquímetros inteligentes que garantiza la disponibilidad de cupos de estacionamiento tanto para carros como para motos y bicicletas. Cuando esté en funcionamiento le cobrará al usuario una tarifa de acuerdo a la zona, hora del día y día de la semana en que se encuentre.

Por su parte, los semáforos inteligentes regularán el tránsito, recogerán información valiosa sobre el flujo vehicular, y tendrán su propia batería para seguir funcionando incluso durante los cortes de luz.

Finalmente, el sistema de tabletas en los taxis mejorará el servicio tanto para usuarios como para conductores y permitirá el control de parte de las autoridades.