Por: John Fredy Cortés y Sergio Grandas Medina
¡Aquí sí pasa, en ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ capacitamos y formamos a las mujeres! En el auditorio de la Academia Colombiana de la Lengua, los aplausos se mezclaron con sonrisas y miradas llenas de orgullo. Allí, 127 mujeres bogotanas recibieron sus certificados tras culminar procesos de formación ofrecidos por la Secretaría Distrital de la Mujer. Entre ellas estaba Claudia Leticia Hernández, una mujer de voz suave y mirada decidida, vecina del barrio Dindalito, en Kennedy, quien sostenía su diploma como si sostuviera un nuevo comienzo.
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“Fue una experiencia maravillosa —dice con emoción—. Tuvimos una profesora excelente que nos ayudó bastante en nuestro proceso de aprendizaje. Compartí con mis compañeras muchos conocimientos prácticos que no sabíamos en la vida cotidiana”.
Claudia Leticia hace parte de la Casa de Mujeres El Nuevo Porvenir, un espacio que define como su refugio y punto de partida. Allí encontró no solo apoyo, sino también la confianza para soñar más alto.
“Me siento muy privilegiada porque he tenido muchos logros y me han apoyado mucho mis profes de Integración Social”, cuenta.
Este martes 7 de octubre de 2025, recibió su título como técnica digital, un logro que para ella significa mucho más que una certificación. Es una promesa cumplida consigo misma. “Para mí es un maravilloso logro. He logrado muchos objetivos y me proyecto a seguir estudiando. Quiero ser profesional y le pido a Dios sabiduría para surgir en todos mis proyectos. Me gusta mucho el estudio; mi meta es hacer una carrera”.
Gracias a los Centros de Inclusión Digital, las Manzanas del Cuidado y la Estrategia para la Autonomía Económica, Claudia Leticia ahora cuenta con nuevas habilidades que fortalecen su independencia y su confianza. Dice que se enteró de las capacitaciones por su vínculo con la Casa de Mujeres, y que desde entonces no ha parado de aprender. “Hice diferentes cursos, entre ellos el de Técnico Digital, que fue el que más me llamó la atención, porque uno coge más experiencia en áreas que ayudan a resocializarse”.
Antes de despedirse, deja un mensaje que parece una lección de vida: “Invito a todas las personas a tener motivación para surgir. La vida no se trata de limitarse, sino de quitar los obstáculos. A pesar de las situaciones difíciles, todo se puede con la voluntad de Dios, con fortaleza y disciplina”.
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En su diploma se lee su nombre, pero también el de muchas mujeres que, como ella, escriben su propio futuro. Entre teclas, sueños y esperanza, Claudia encontró su nuevo porvenir.
