¿Sabías que en las Manzanas del Cuidado puedes aprender a montar bicicleta? En la Semana de la Bici te contamos la historia de Esperanza Cruz, una cuidadora de 49 años que gracias a la Manzana de Kennedy cumplió este gran sueño.
Esperanza llega muy temprano los miércoles cada 15 días a la Manzana del Cuidado de Kennedy. Primero, deja la ropa para lavar en la lavandería comunitaria, y sale corriendo a una de sus actividades favoritas: la Escuela de la Bici.
La Escuela, liderada por el Instituto Distrital de Recreación y Deporte IDRD, funciona en el parque Dindalito Bellavista, que hace parte de los equipamientos de la Manzana del Cuidado. Allí, con otras mujeres cuidadoras, Esperanza cumplió un sueño que tenía desde pequeña: aprender a montar bicicleta.
“A los 7 años mi hermano comenzó a enseñarme a montar bicicleta, pero siempre me caía, me raspaba, me pegaba y le cogí mucho miedo”, recuerda.
Y aunque intentó aprender varias veces en sus 49 años de vida, el temor que tenía evitó que pudiera dominar la bici por completo:
“El miedo me podía más que el deseo y era mi reto, era mi meta, ¿cómo a tanta gente se le facilita montar bicicleta, les parece tan rico y yo tan grande, tan segura que soy y con este miedo tan grande?”, afirmó.
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Hasta que conoció los servicios de la Manzana del Cuidado de Kennedy, y al ver la oportunidad, se inscribió a la Escuela de la Bici, con el fin de superar sus temores y tener más confianza en ella misma.
“Yo pensé que me iban a soltar sola como lo hicieron mis hermanos. Cuando llegué y me senté en la bicicleta y me dicen: ‘no, venga le quitamos los pedales, mire tiene que poner las manos así, este es el freno, para esto sirve’, me explicaron absolutamente todo. Recuerdo el primer día que yo me subí a la bici y el instructor me decía: ‘¿por qué esa cara?’, y yo le decía: ‘es que le tengo pavor’, me decía: ‘tranquila, despacio, dale despacio, confía en ti’ y comenzó a llenarme de positivismo, me empezó a entusiasmar muchísimo”, explicó Esperanza.
Luego de solo dos clases, Esperanza comenzó a ver resultados, ya tenía más equilibrio y su confianza fue en aumento, tanto que ya se sentía capaz de montar sola.
“Empecé a venir aquí y también al Polideportivo Cayetano Cañizales, y comencé a practicar más, fue espectacular, porque ahorita ya intento soltarme de una mano, me paro en los pedales a pesar de que me duele una rodilla pero también he visto que la terapia de montar bici me ha ayudado”, dice Esperanza.
Hoy, Esperanza es una de las mejores en montar bici en su grupo de aprendizaje, y está cada vez más entusiasmada en usarla como un medio de transporte diario.
“Ya puedo decirlo, me siento muy orgullosa. En un momento me caí, y volví a sentir ese pavor pero me levanté y dije: yo ya he montado y tengo que poder”, dice.
Esperanza invita a otras mujeres cuidadoras a que pierdan el miedo, o la vergüenza y aprendan en la Escuela de la Bici: “La paciencia que los instructores tienen le crea a uno mucha confianza, y el amor, la dedicación con la que lo hacen, y la forma de motivarnos a nosotros, las personas mayores, es increíble. Hay personas de 60, 70 años montando bicicleta, logrando una meta tan grande como la que yo logré”, puntualiza.
En Kennedy cuidamos a las que nos cuidan
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