El Plan de Ordenamiento Territorial y sus nuevos desafíos tras el COVID-19

Personas realizando actividad física.
Hay que plantearse una ciudad que potencie y facilite la recuperación social y económica.
Publicado:
24
Ago
2020
Escucha la noticia

La llegada del Coronavirus Sars-COV-2 ha sido un embate para la vida de cada ser humano en el mundo, ha sido un limitante de nuestra movilidad y del gozo del espacio público y los parques. Además de poner en riesgo la vida, también compromete la salud mental y por eso es necesario hacer una evaluación desde el enfoque territorial, no solo desde aspectos biofísicos sino también desde las relaciones que sobre él se construyen. Estas son algunas consideraciones que surgieron desde la Secretaría Distrital de Planeación para pensar el territorio con las enseñanzas que nos deja el Coronavirus Covid-19.

Aún hay mucho qué aprender

La humanidad se está enfrentando a una enfermedad que no conocía, este es el punto de partida para subrayar que siendo el diagnóstico citado un análisis temprano, también es prematuro, pues en la medida en que se descubran nuevas características de la enfermedad como estudios más detallados de su transmisibilidad, entre otros factores, se podrán afinar las acciones. Por ahora, esta realidad demanda la creación de nuevos instrumentos que garanticen un accionar integral del Gobierno y una inversión pública más eficiente, el modelo de ordenamiento entra aquí.

¿Nos debe preocupar la densidad de la ciudad?

Entre los pocos estudios realizados hay uno del Banco Mundial cuyos resultados preliminares señalaron que no hay evidencia suficiente de que la densidad de las ciudades es un factor clave para determinar el riesgo de transmisión del virus. Por el contrario, conlcuyen que las ciudades prósperas en términos económicos y que tienen la mayor capacidad para movilizar recursos fiscales para combatir la pandemia, presentan bajas tasas de contagio por cada 10.000 habitantes, puesto que las economías de aglomeración tienen mayor acceso a servicios y precios competitivos, como internet o domicilios, que ayudan a que las personas permanezcan en sus hogares (siempre y cuando tengan ingresos mínimos) al tiempo que tienen gobiernos con mayor capacidad de reacción fiscal.

En Bogotá, en la escala de UPZ, los indicadores de movilidad señalan que aquellos sectores que presentan mayor pobreza monetaria son los que tienen que salir de sus casas en búsqueda de ingresos, estos mismos son los que presentan un alto número de contagios y muertes por Covid-19. 

¿Qué se va a discutir en el POT?

En la mirada de mediano plazo de la formulación del Plan de Ordenamiento Territorial hay que plantearse una ciudad que potencie y facilite la recuperación social y económica. Existen 6 grandes temas para analizar, según la Secretaría Distrital de Planeación:

  1. Movilidad: uso de transporte masivo, seguridad de medios alternativos como las bicicletas (avance en la red de infraestructura para ciclistas de la ciudad y la consolidación de ciclocarriles transitorios), movilidad peatonal y micromovilidad.  

  1. Provisión de usos complementarios cercanos a la vivienda, en especial de comercio y servicios bancarios. 

  1. Vivienda: subdimensionamiento de los “pagadiarios” y vivienda cuarto. En general, la calidad de la vivienda y los soportes urbanísticos y el reconocimiento de la pobreza oculta. 

  1. Inversiones en equipamientos de salud aptos para contextos como el de la pandemia. 

  1. Instrumentos de financiación asociados al ordenamiento territorial frente a la nueva situación fiscal de la ciudad y del sector inmobiliario (cargas y beneficios). 

  1. Acceso al espacio público de calidad, especialmente para caminar; parques cercanos a las viviendas, arborización para mejorar la calidad del aire. 

Movilidad: más bicicletas y recorridos a pie

El nuevo Plan de Ordenamiento Territorial deberá promover un modelo de movilidad multimodal, incluyente y sostenible que permita mejorar la experiencia de viaje al recorrer la ciudad y también la calidad del aire, promoviendo el uso de la bicicleta o el transporte a pie. 

Bogotá es la primera ciudad en el mundo con peor índice de congestión, con cerca de 3 millones de viajes diarios en carros y motocicletas de uso privado, no hay espacio para una carga adicional en esta modalidad. Ante esta situación se debe actuar en dos frentes: 

  1. Red peatonal para la comodidad y seguridad de los viajes entre los hogares y los centros atractores de tráfico. 

  1. Red de cicloinfraestructura conectada y con cobertura en toda la ciudad que permitan promover los viajes en bicicleta. 

Acceso a servicios con usos mixtos del suelo

Los usos mixtos del suelo permiten la localización de servicios de primera necesidad complementarios a la vivienda, en especial el comercio y servicios bancarios. Algo que la población vulnerable necesita para evitar el desplazamiento por acceder estas actividades. En el ámbito de la formulación del nuevo POT se necesitaría revisar la normativa para facilitar esa localización que ha estado atada desde siempre a las aglomeraciones de oficinas.

Acceso a espacio público verde

Existe un desequilibrio en el acceso a espacios como parques, zonas verdes y senderos, especialmente en Bosa, Kennedy y Suba, seguidos por Engativá, Tunjuelito, Rafael Uribe Uribe y con más acceso (sin ser óptimo) en San Cristobal y Usaquén. Con medidas como el distanciamiento social, el colapso en estos espacios es inminente. El reto entonces es generar espacios verdes, sobre todo en las localidades que cuadruplican el número de personas que los comparten, con diseños que tomen en cuenta el distanciamiento social.