Si las botellas y el plástico hacen ruido, también pueden crear música. Desde el barrio Las Ferias de Engativá llega el grupo ‘Stomp Naciones Unidas’, en el que 20 estudiantes de un colegio oficial de Bogotá se atrevieron a producir este género musical de percusión con instrumentos reciclados.
"1, 2, 3… ¡Que empiecen a sonar esos instrumentos!” exclama en voz alta Freddy Alberto Orozco Ardila, docente de música del Clan de Engativá, a los ‘stomperos’ de Naciones Unidas.
Inmediatamente Orozco termina su frase, empiezan a retumbar en el Clan, los sonidos de latas, recipientes de plástico y tubos de PVC, que al oírse en conjunto, interpretan música colombiana, llena de sabor, tradición y alegría.
Desde hace 9 meses, todos los martes y viernes, cuando las manecillas del reloj indican las dos de la tarde, 20 estudiantes de 8° y 9° del colegio Naciones Unidas se reúnen en este lugar para producir stomp, un género musical de percusión con instrumentos reciclados.
Esta iniciativa es liderada por la Secretaría de Educación (SED), con el apoyo del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) y sus Centros Locales de Artes para la Niñez y la Juventud (Clan), como parte de la política educativa ‘Currículo para la excelencia académica y la formación integral 40x40’, que promueve en los colegios oficiales de la capital formación artística, deportiva, cultural y ciudadana.
“Con esta apuesta queremos que los estudiantes no solo se formen como grandes artistas, sino como seres humanos con valores y con conciencia para no caer en factores de riesgo dentro y fuera del aula. Desde esta iniciativa queremos evitar el hostigamiento y las malas conductas” resalta Orozco, quien además agrega que el arte es una herramienta para trabajar aspectos conductuales en los chicos.
Al ingresar al Centro Local de Artes para la Niñez y la Juventud de Engativá, en el salón del fondo a la izquierda, los estudiantes toman con sus manos los instrumentos musicales y se preparan para interpretar ‘Volver a los diecisiete’ de Violeta Parra, dándole su toque personal.
Mientras los jóvenes tocan sus instrumentos, son guiados por Orozco, quien afirma que los muchachos definitivamente ‘tienen madera’ para producir stomp.
“Se crean dinámicas llenas de respeto, participación y retroalimentación. Cuando somos todos, somos uno, lo que quiere decir que nos hemos conformado como un grupo musical donde somos capaces de experimentar y escuchar al otro” asegura el docente, quien afirma que los instrumentos han sido brindados por el Clan de Engativá, que es liderado por Idartes.
“Tenemos un don, eso lo sabemos. Lo que no sabíamos es que lo podíamos aprovechar de esta forma. ¿Quién se iba a imaginar que tocaríamos con instrumentos reciclados? Nadie” dice con una sonrisa Arturo Vega, estudiante de 9°.
Durante los nueve meses de este proceso musical, los estudiantes se han dedicado a conocer de cerca los instrumentos, como el dudumba, instrumento creado con barriles de plástico gigantes que se golpean con baquetas de madera; el chancletófono, que es un instrumento conformado por tubos de PVC que se toca con chancletas o paletas de plástico y la base, que son botellones de agua que se golpean con las palmas de las manos.
“Para tocar los instrumentos recibimos una clase de percusión, en la que aprendimos a llevar el ritmo y los tiempos. Luego de eso empezamos a tener contacto con los instrumentos, que ya manejamos muy bien” afirma Estefany Olivares, estudiante de 8°, quien además agrega que el instrumento que interpreta enmarca su personalidad y carácter.
“El dudumba me define tal cual como soy. A veces pienso que yo no fui la que escogí el instrumento, sino que él me escogió a mí. Además, lo veo en mis demás compañeros, pues el instrumento los complementa” dice con un suspiro la joven.
Edad: 14 años
Curso: 9°
“Este instrumento refleja mi carácter y fuerza. Somos muy parecidos, creo que igualiticos (risas). Siento que desde que empezó el proyecto musical estoy totalmente idealizado hacia el futuro, porque quiero ser un buen músico” asegura Vega, mientras se prepara para tocar el chancletófono.
Aunque este joven nunca se había interesado por tocar algún instrumento, afirma que esos tiempos cambiaron y que ahora la música está en todos los momentos de su vida. “Me gusta mucho el rock, lo oigo en todo lado y a la hora que sea” dice el estudiante en voz alta.
Para este alumno, tocar el instrumento conformado por tubos de PVC es una experiencia nueva que ha llenado su vida de sonidos fuertes que reflejan su cotidianidad, pues considera que en toda circunstancia lo acompaña una buena actitud, fortaleza y carácter.
“Muchos de nosotros ya no somos los de antes. Ahora nuestro ser está lleno de música, es decir, de vida y de positivismo” dice con efusividad el joven, quien además agrega que ayudar al planeta es convertir lo que ya no se usa en cosas productivas.
“Aquí vemos instrumentos que cambian la vida de quienes los tocan. Los seres humanos podemos hacer grandes cosas con residuos que se cree que no sirven para nada” dice finalmente Arturo, mientras observa el chancletófono.
Edad: 15 años
Curso: 8°
“El dudumba refleja mi decisión, mi fuerza y mi tenacidad. A este instrumento le he entregado todo mi compromiso y cariño, como a mi familia y a mi estudio. El instrumento te hace ser persona, te ayuda a fortalecer lo que no dices con palabras y te lleva a ser más decidido y dejar la timidez” asegura Olivares, mientras observa a sus demás compañeros.
Estefany afirma que la música llegó a su vida desde muy pequeña y que por eso ahora es vocalista en la Iglesia de San Mateo de Engativá.
“Para llegar a donde estoy, me tuve que entregar totalmente a la música. Eso no quiere decir que haya descuidado mis estudios. Más bien me entregue a estudiar técnica vocal en mis tiempos libres y mis fines de semana” dice con seguridad la estudiante.
Aunque ella tampoco se había interesado por tocar algún instrumento, asegura que cuando llegó a sus manos el dudumba, su vida tuvo un giro de 360 grados.
“Ahora sé que el músico es aquel que interpreta con su voz y con sus manos” dice la joven, mientras toca el instrumento con el cual se siente libre, feliz y llena de expectativas.
“Mi meta es ser una excelente música. Claro está que quiero interpretar muchos ritmos y géneros musicales para llegar a todo tipo de público” agrega finalmente la alumna.
Edad: 14 años
Curso: 9°
“La base refleja mi tranquilidad, mi paz interior y mi capacidad de analizar todo lo que hacen los demás. El sonido del instrumento es suave, pero tiene un eco. Así exactamente soy yo, dejo huella en todo lado” dice Edson entre risas.
Jobao es un estudiante apasionado por los deportes y los carros, y aunque no es un amante de la música, ni tampoco quiere ser un gran artista, espera seguir en la onda del stomp, que le ha ayudado a mejorar su capacidad cognitiva para llevar de forma correcta los ritmos y los tiempos de cada melodía.
“La música hace que las personas sean hábiles con sus oídos y sus manos” dice el joven, mientras se prepara para tocar el instrumento.
Este alumno hiperactivo, estudioso y ‘parlero’, como él mismo se describe, asegura que este proyecto lo ha llenado de expectativas y sueños. “Me doy cuenta de que si uno quiere y se lo propone puede hacer hasta lo imposible. Aunque la música no es lo mío, lo he hecho bien. Asimismo puedo ser ingeniero, constructor, directivo, profesor o lo que sea” agrega Edson.
Cuando el joven empieza a interpretar el instrumento manifiesta con una sonrisa: “el arte está en nuestras venas. Así muchas personas no lo quieran aceptar, la música nos complementa y nos hace mejores seres humanos. Nunca podrás oír que un buen músico refleje el odio y la desgracia en sus canciones. Al contrario, siempre lo oirás cantándole al amor, la amistad y la familia”.
Cuando Edson termina de decir la última palabra, todos los estudiantes se miran y dicen a la vez “El stomp nos hace personas, nos hace un grupo y una familia. Somos personas llenas de paz, que le cantamos a la vida”.
Inmediatamente Orozco termina su frase, empiezan a retumbar en el Clan, los sonidos de latas, recipientes de plástico y tubos de PVC, que al oírse en conjunto, interpretan música colombiana, llena de sabor, tradición y alegría.
Desde hace 9 meses, todos los martes y viernes, cuando las manecillas del reloj indican las dos de la tarde, 20 estudiantes de 8° y 9° del colegio Naciones Unidas se reúnen en este lugar para producir stomp, un género musical de percusión con instrumentos reciclados.
Esta iniciativa es liderada por la Secretaría de Educación (SED), con el apoyo del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) y sus Centros Locales de Artes para la Niñez y la Juventud (Clan), como parte de la política educativa ‘Currículo para la excelencia académica y la formación integral 40x40’, que promueve en los colegios oficiales de la capital formación artística, deportiva, cultural y ciudadana.
“Con esta apuesta queremos que los estudiantes no solo se formen como grandes artistas, sino como seres humanos con valores y con conciencia para no caer en factores de riesgo dentro y fuera del aula. Desde esta iniciativa queremos evitar el hostigamiento y las malas conductas” resalta Orozco, quien además agrega que el arte es una herramienta para trabajar aspectos conductuales en los chicos.
Una clase de stomp
Al ingresar al Centro Local de Artes para la Niñez y la Juventud de Engativá, en el salón del fondo a la izquierda, los estudiantes toman con sus manos los instrumentos musicales y se preparan para interpretar ‘Volver a los diecisiete’ de Violeta Parra, dándole su toque personal.
Mientras los jóvenes tocan sus instrumentos, son guiados por Orozco, quien afirma que los muchachos definitivamente ‘tienen madera’ para producir stomp.
“Se crean dinámicas llenas de respeto, participación y retroalimentación. Cuando somos todos, somos uno, lo que quiere decir que nos hemos conformado como un grupo musical donde somos capaces de experimentar y escuchar al otro” asegura el docente, quien afirma que los instrumentos han sido brindados por el Clan de Engativá, que es liderado por Idartes.
“Tenemos un don, eso lo sabemos. Lo que no sabíamos es que lo podíamos aprovechar de esta forma. ¿Quién se iba a imaginar que tocaríamos con instrumentos reciclados? Nadie” dice con una sonrisa Arturo Vega, estudiante de 9°.
Durante los nueve meses de este proceso musical, los estudiantes se han dedicado a conocer de cerca los instrumentos, como el dudumba, instrumento creado con barriles de plástico gigantes que se golpean con baquetas de madera; el chancletófono, que es un instrumento conformado por tubos de PVC que se toca con chancletas o paletas de plástico y la base, que son botellones de agua que se golpean con las palmas de las manos.
“Para tocar los instrumentos recibimos una clase de percusión, en la que aprendimos a llevar el ritmo y los tiempos. Luego de eso empezamos a tener contacto con los instrumentos, que ya manejamos muy bien” afirma Estefany Olivares, estudiante de 8°, quien además agrega que el instrumento que interpreta enmarca su personalidad y carácter.
“El dudumba me define tal cual como soy. A veces pienso que yo no fui la que escogí el instrumento, sino que él me escogió a mí. Además, lo veo en mis demás compañeros, pues el instrumento los complementa” dice con un suspiro la joven.
Conozca a los ‘Stomperos de Naciones Unidas’
Arturo Vega
Instrumento: ChancletófonoEdad: 14 años
Curso: 9°
“Este instrumento refleja mi carácter y fuerza. Somos muy parecidos, creo que igualiticos (risas). Siento que desde que empezó el proyecto musical estoy totalmente idealizado hacia el futuro, porque quiero ser un buen músico” asegura Vega, mientras se prepara para tocar el chancletófono.
Aunque este joven nunca se había interesado por tocar algún instrumento, afirma que esos tiempos cambiaron y que ahora la música está en todos los momentos de su vida. “Me gusta mucho el rock, lo oigo en todo lado y a la hora que sea” dice el estudiante en voz alta.
Para este alumno, tocar el instrumento conformado por tubos de PVC es una experiencia nueva que ha llenado su vida de sonidos fuertes que reflejan su cotidianidad, pues considera que en toda circunstancia lo acompaña una buena actitud, fortaleza y carácter.
“Muchos de nosotros ya no somos los de antes. Ahora nuestro ser está lleno de música, es decir, de vida y de positivismo” dice con efusividad el joven, quien además agrega que ayudar al planeta es convertir lo que ya no se usa en cosas productivas.
“Aquí vemos instrumentos que cambian la vida de quienes los tocan. Los seres humanos podemos hacer grandes cosas con residuos que se cree que no sirven para nada” dice finalmente Arturo, mientras observa el chancletófono.
Estefany Olivares
Instrumento: DudumbaEdad: 15 años
Curso: 8°
“El dudumba refleja mi decisión, mi fuerza y mi tenacidad. A este instrumento le he entregado todo mi compromiso y cariño, como a mi familia y a mi estudio. El instrumento te hace ser persona, te ayuda a fortalecer lo que no dices con palabras y te lleva a ser más decidido y dejar la timidez” asegura Olivares, mientras observa a sus demás compañeros.
Estefany afirma que la música llegó a su vida desde muy pequeña y que por eso ahora es vocalista en la Iglesia de San Mateo de Engativá.
“Para llegar a donde estoy, me tuve que entregar totalmente a la música. Eso no quiere decir que haya descuidado mis estudios. Más bien me entregue a estudiar técnica vocal en mis tiempos libres y mis fines de semana” dice con seguridad la estudiante.
Aunque ella tampoco se había interesado por tocar algún instrumento, asegura que cuando llegó a sus manos el dudumba, su vida tuvo un giro de 360 grados.
“Ahora sé que el músico es aquel que interpreta con su voz y con sus manos” dice la joven, mientras toca el instrumento con el cual se siente libre, feliz y llena de expectativas.
“Mi meta es ser una excelente música. Claro está que quiero interpretar muchos ritmos y géneros musicales para llegar a todo tipo de público” agrega finalmente la alumna.
Edson Jobao
Instrumento: BaseEdad: 14 años
Curso: 9°
“La base refleja mi tranquilidad, mi paz interior y mi capacidad de analizar todo lo que hacen los demás. El sonido del instrumento es suave, pero tiene un eco. Así exactamente soy yo, dejo huella en todo lado” dice Edson entre risas.
Jobao es un estudiante apasionado por los deportes y los carros, y aunque no es un amante de la música, ni tampoco quiere ser un gran artista, espera seguir en la onda del stomp, que le ha ayudado a mejorar su capacidad cognitiva para llevar de forma correcta los ritmos y los tiempos de cada melodía.
“La música hace que las personas sean hábiles con sus oídos y sus manos” dice el joven, mientras se prepara para tocar el instrumento.
Este alumno hiperactivo, estudioso y ‘parlero’, como él mismo se describe, asegura que este proyecto lo ha llenado de expectativas y sueños. “Me doy cuenta de que si uno quiere y se lo propone puede hacer hasta lo imposible. Aunque la música no es lo mío, lo he hecho bien. Asimismo puedo ser ingeniero, constructor, directivo, profesor o lo que sea” agrega Edson.
Cuando el joven empieza a interpretar el instrumento manifiesta con una sonrisa: “el arte está en nuestras venas. Así muchas personas no lo quieran aceptar, la música nos complementa y nos hace mejores seres humanos. Nunca podrás oír que un buen músico refleje el odio y la desgracia en sus canciones. Al contrario, siempre lo oirás cantándole al amor, la amistad y la familia”.
Cuando Edson termina de decir la última palabra, todos los estudiantes se miran y dicen a la vez “El stomp nos hace personas, nos hace un grupo y una familia. Somos personas llenas de paz, que le cantamos a la vida”.