Acuerdos de Conservación, meta que avanza en el camino por reverdecer Bogotá

Imagen de la liberación de un ave tingua azul en Bogotá
La protección, rescate y liberación de animales silvestres, es parte del compromiso por reverdecer Bogotá. FOTO. Secretaría de Ambiente.
Publicado:
25
Feb
2021
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El 2020 culminó con logros para el sector ambiental en temas de arbolado, aire, animales, cambio climático y educación, entre otros. El 2021 inicia con retos, oportunidades y avances que reflejan el propósito 2 del Plan de Desarrollo “Cambiar nuestros hábitos de vida para reverdecer a Bogotá y adaptarnos y mitigar la crisis climática”.

Uno de ellos es histórico: firmar el primer Acuerdo de Conservación con un privado en la reserva Thomas van der Hammen, que implica la conservación de 19,24 hectáreas de este ecosistema para garantizar su protección y así implementar diferentes actividades de restauración ecológica.

Esta zona es estratégica porque mantiene la conectividad entre los Cerros Orientales y el río Bogotá.

Los Acuerdos de Conservación son un pacto voluntario entre dos o más actores que buscan preservar, restaurar y realizar usos sostenibles de la biodiversidad, así como generar conocimiento ambiental, garantizando el bienestar de los ciudadanos. Precisamente, esta firma, demuestra la importancia de las alianzas y del compromiso conjunto para hacer de Bogotá una ciudad verde.

La gestión no para allí, la meta es hacer más acuerdos y estrategias que permitan consolidar la reserva. Específicamente, se trabaja en alcanzar las 100 hectáreas de este ecosistema para que queden protegidas y conservadas.

Misión de Humedales

También iniciamos el año con la Misión para la Gestión Integral de los Humedales, en la que un grupo de expertos, con conocimiento y experiencia en temas de conservación, áreas protegidas y participación, tiene el objetivo de generar una discusión a nivel técnica, jurídica y social para la protección de estos ecosistemas de importancia ecológica para la ciudad.

Este grupo está conformado por un equipo interdisciplinario de siete personas que darán recomendaciones al Distrito y tendrán en cuenta la participación ciudadana. Ellos son Ómar Franco, líder; Gustavo Wilches, en gobernanza y resolución de conflictos; Constanza Atuesta, en los temas jurídicos y normativos; Nelson Obregón, en la gestión integral del recurso hídrico; Gabriela Niño, en infraestructura verde y planificación urbana; Henry Alterio, en economía ambiental y Byron Calvachi, en materia de ordenamiento territorial.

Además, hay un Consejo Asesor conformado por 14 expertos de alto nivel para orientar, comentar y complementar las propuestas y resultados del equipo técnico, que está conformado por:

Brigitte Baptiste, rectora Universidad EAN; Orlando Vargas y Loretta Roselli, docentes de la Universidad Nacional; Germán Andrade, profesor de la Universidad de los Andes; Juan David Amaya, docente Universidad Javeriana; Hernando García, director Instituto Humboldt; Sandra Vilardy, directora de Parques Cómo Vamos; Luis Francisco Camargo, director (e) de Bosques del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible; Julia Miranda, exdirectora de Parques Nacionales Naturales; Cristina Arango, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado; María Mercedes Jaramillo, secretaria Distrital de Planeación; Alejandro Callejas Aristizábal, gerente de Camacol Bogotá y Cundinamarca; Henry Garay, director ejecutivo en Corporación Ambiental Empresarial – CAEM; y Juan Carlos Gutiérrez, director de la Fundación ALMA.

Todo esto busca proteger los humedales, teniendo en cuenta una visión conjunta que permita recuperar la confianza de todos los actores.

Unidos por un nuevo aire

El índice Bogotano de Calidad del Aire y Riesgo en Salud (IBOCA) se renueva con el objetivo de tener un mejor conocimiento del riesgo por contaminación atmosférica.

Los colores, que indican los niveles de concentración de material particulado, están alineados con estándares nacionales e internacionales, lo que permitirá tomar decisiones más rápidas, con mayor entendimiento para los ciudadanos y una mejor capacidad de reacción, disminuyendo los tiempos para declarar una alerta en caso de requerirse.

Una adecuada gestión en este tema evitará el deterioro del ambiente y de la salud humana; además, las personas, con base en esta información, pueden tomar decisiones respecto a su movilidad y comportamiento.

Siguen los controles ambientales en la ciudad

En lo corrido de este año, en conjunto con la Policía de Tránsito y la Secretaría de Movilidad, hemos revisado 2321 vehículos, se han impuesto 738 comparendos y se han inmovilizado 476 carros.

Esto se hace con el objetivo de regular, controlar y verificar el cumplimiento de las emisiones atmosféricas realizadas por las fuentes móviles en la ciudad para reducir la contaminación atmosférica.

Recientemente, en un operativo, anunciamos el inicio de tres procesos sancionatorios por afectación ambiental en el río Tunjuelo, porque en la visita de control se evidenciaron actividades ilegales de captación de agua, ocupación de cauce y disposición inadecuada de residuos de construcción y demolición.

Así, la autoridad ambiental ha avanzado en operativos de control en diversos frentes para proteger el ambiente de la capital.

Libres y en casa

Seguimos en nuestra tarea de luchar contra el tráfico de especies silvestres. En lo que va del año hemos incautado 43 especímenes en diferentes lugares de Bogotá. Además, liberamos 1499 individuos que ahora estarán libres y en casa, que en su mayoría son animales que están en migración, como la tingua azul.

Un año de avances

Desde el año pasado se han dado logros que buscan mejorar la calidad ambiental de la ciudad, incluyendo intervenciones para proteger las condiciones del aire, agua, ruido, paisaje y suelo, y la oferta de los bienes y servicios ecosistémicos de Bogotá-Región mediante proyectos cuyo enfoque es la sostenibilidad del territorio y adaptación al cambio climático.

Ejemplo de esta gestión es la plantación de más de 44 000 nuevos árboles para Bogotá y el acompañamiento técnico a 2500 m2 de techos verdes y jardines verticales; la construcción de un nuevo Plan de Acción Climática y la actualización del inventario de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para alcanzar la meta de reducir en 24 % la emisión para 2024 y en 50 % a 2030.

Además, hicimos la ampliación de la Red de Monitoreo de Calidad del Aire, con 7 nuevas estaciones, que permiten tener mejor información de los niveles de concentraciones y así poder proteger la salud de los bogotanos. En esta línea, avanzamos en la formulación, conjunta y participativa, del Plan de Calidad del Aire, que será la hoja de ruta para disminuir en un 10 % la concentración de material particulado de 10 y 2.5 micras en la ciudad.

Convencidos de la importancia de la participación comunitaria, el año pasado más de 103.000 personas se vincularon a las estrategias de educación ambiental en alrededor de 3400 actividades como procesos de formación, recorridos virtuales o presenciales, entre otros.

Todas las formas de vida cuentan y por eso, en 2020, más de 2000 animales regresaron a su hábitat natural después de procesos de recuperación y rehabilitación. También, en conjunto con la Policía Ambiental y Ecológica, recuperamos más de 3500 especímenes silvestres que fueron víctimas del tráfico o tenencia ilegal en la ciudad.

Los avances ambientales siguen la hoja de ruta del Plan de Desarrollo, además, estamos trabajando para tener un POT participativo, sostenible y ambientalmente responsable, que siga dándole garantías a la preservación y gestión adecuada de los recursos naturales.

Así también aportamos al cumplimiento de seis Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): ciudades y comunidades sostenibles, acción por el clima, producción y consumo responsable, vida de ecosistemas terrestres, industria, innovación e infraestructura, salud y bienestar, agua limpia y saneamiento.