Con apoyo de la comunidad se reverdece Bogotá con huerta urbana de jardinería

¡Aquí si pasa, en Bogotá, mi Ciudad, mi Casa reverdecemos nuestros parques y zonas de reserva con apoyo de las comunidades! El Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis con apoyo de la red de cuidadores del bosque urbano del parque Ciudad Montes de Puente Aranda adelantan un proyecto piloto de propagación de especies de jardinería, con este proceso se han logrado propagar más de 400 plántulas de nueve especies, algunas nativas como la Salvia Bogotensis y Salvia gachantivana.

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Visionario, perfeccionista y estudioso. Así es Jorge Rodríguez, ingeniero del equipo de jardinería del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis que lleva más de 15 años pintando de colores el espacio público de Bogotá.

Estas cualidades le han permitido crear jardines en zonas donde muchos pensaban que las plantas no tenían cabida, como separadores viales, plazoletas, glorietas y andenes afectados por los comportamientos inadecuados de la ciudadanía.

Con la ayuda de una cuadrilla de operarios, Jorge ha recuperado con jardineras sitios como el Voto Nacional, el separador de Paloquemao, el trayecto peatonalizado de la carrera Séptima, el andén del colegio El Carmelo y la oreja de la avenida La Sirena.

Su mente siempre está activa y en busca de nuevos proyectos. Hace un poco más de un año, uno de los jardineros más queridos y respetados del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis fijó su mirada en Ciudad Montes, el primer bosque en la capital en ser postulado por la comunidad.

El ingeniero, que ha formado a decenas de profesionales y operarios en la entidad, recorrió el Ecoparque, un lugar cerrado y boscoso donde habita un roble de más de 60 años que está en proceso de ser declarado como árbol patrimonial.

“Es la zona más conservada de bosque urbano de la localidad de Puente Aranda. Además de albergar cientos de árboles y arbustos de diversas especies, tiene varias jardineras biodiversas que han sido creadas por la comunidad del sector”.

En los primeros recorridos, Jorge conoció a Alexánder Guáqueta, habitante del barrio Ciudad Montes y licenciado en ciencias sociales que lleva varios años propagando las semillas que arroja el roble abuelo, un tesoro arbóreo con más de 20 metros de altura.

“Alexánder y varias de las personas que conforman la red de cuidadores de este bosque urbano han aprendido empíricamente sobre la propagación de material vegetal. Con ellos empezamos a trabajar en el montaje de tres jardines biodiversos en el Ecoparque”.

Mientras estas coberturas vegetales cogían forma, Jorge le propuso a los ciudadanos trabajar mancomunadamente en una novedosa iniciativa: un proyecto piloto comunitario de propagación de especies de jardinería, algunas de ellas nativas.

Según el experto, el objetivo era capacitar a la comunidad para luego darles vida a módulos o pequeños invernaderos, una estación de adaptación y varias camas madre.

“La meta es que la red de cuidadores cuente con el material vegetal para surtir sus jardines biodiversos”.

Además, Jorge quería revivir una parte de la historia de Ciudad Montes, un parque estructurante de 6,4 hectáreas con más de 60 años de vida que, durante las décadas de los años 80 y 90, albergó el primer vivero del Distrito.

“Estaba ubicado en la zona que hoy ocupa el Ecoparque. La mayoría de árboles y arbustos que conforman esta parte del bosque urbano, fueron frutos de las semillas que quedaron cuando el vivero llegó a su fin”.

Primera etapa del propagación de especies de jardinería en el parque de Ciudad Montes de Bogotá

Antes de iniciar con las actividades del proyecto, Jorge felicitó a la red de cuidadores del bosque urbano Ciudad Montes por el trabajo realizado en los ocho jardines biodiversos y comunitarios que están en el Ecoparque.

“Cuando las cosas se hacen con amor y dedicación, los resultados saltan a la vista. Este es el caso de la comunidad de este histórico bosque urbano, personas que persisten en su trabajo por las coberturas vegetales”.

También les informó que la nueva iniciativa de propagación comunitaria les va a permitir fortalecer y robustecer las jardineras con más plantas, actividades que el Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis a veces no puede realizar debido a la alta demanda de sus propios proyectos de jardinería.

“El Jardín Botánico de Bogotá produce y consume el material vegetal para los jardines que tiene a su cargo y por eso muchas veces no podemos atender las solicitudes de las comunidades. El nuevo proyecto busca que produzcan sus propias plantas sin depender tanto de nosotros”.

En varios talleres liderados por el ingeniero del Jardín Botánico de Bogotá, Alexánder Guáqueta, Luz Marina Cárdenas, Isabel Castaño, Ángela Berdugo, Iván Ramos, Rafael Chaparro y otros miembros de la red de cuidadores, reforzaron sus conocimientos sobre propagación vegetal.

Según Jorge, en estos encuentros experimentaron varias técnicas de propagación y se hicieron algunos ensayos o pruebas filtro, es decir poner el material vegetal en condiciones controladas de humedad, cobertura y cuidado permanente.

“Trabajamos en una técnica llamada cámara húmeda. Con láminas de plástico y palos, montamos siete módulos para encerrar volúmenes de aire y mantener húmedas las plantas en un sustrato normal”.

El reto de este experimento era que la humedad relativa, es decir el agua suspendida en el aire, se mantuviera al máximo en los siete módulos o cámaras, estructuras que parecen pequeños invernaderos, y así evitar grados de condensación.

“Contar con una humedad relativa al 100% garantiza que no haya deshidratación del material vegetal. Es una técnica sencilla, interesante y bellísima que le permitió a la comunidad aumentar sus conocimientos sobre propagación”.

El paso a seguir fue escoger el material vegetal del vivero La Florida del Jardín Botánico de Bogotá, en este caso, siete especies como Salvia Bogotensis y Salvia gachantivana (nativas), hebe enano, sietecueros rastrero, algodoncillo, Salvia microphylla y orquídeas rastreras.

A estas plantas, los guardianes del bosque urbano Ciudad Montes les sacaron esquejes axilares, es decir yemas que crecen en la axila de una rama u hoja, y las plantaron en pequeñas bolsas plásticas con sustrato abonado.

“La mayoría de los esquejes eran bastante pequeños, de no más de tres centímetros; cuando los plantamos, quedaron pegados a la tierra. Producimos más de 400 plántulas y las ubicamos en el interior de los siete módulos o cámaras”.

Durante aproximadamente dos meses, estos pequeños invernaderos permanecieron cerrados y solo se abrían para regar las plantas, actividad que realizaron los líderes de la red de cuidadores del bosque urbano con el apoyo de Sting Ávila, ingeniero del Jardín Botánico de Bogotá y varios operarios.

El experimento fue exitoso. Según Jorge, la mayoría del material vegetal sobrevivió al mantener estable su humedad relativa y pasó a una estación de adaptación, otro sitio cubierto por plástico o polisombra negra donde han permanecido varios meses.

“Algunas de las plantas que alcanzaron una altura significativa, fueron plantadas por la comunidad, con asesoría nuestra, en los jardines biodiversos y comunitarios que hay en el Ecoparque”, mencionó el jardinero fiel del Jardín Botánico de Bogotá.

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Camas madre en el piloto de jardinería en el parque Ciudad Montes de Bogotá

A finales de julio, Jorge, la técnica Delfina Beltrán y un operario del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis visitaron el bosque urbano Ciudad Montes para dar inicio a la segunda fase del proyecto piloto de propagación.

Con la participación de Alexánder, Luz Marina, Ángela y otras personas de la red de cuidadores, montaron cuatro camas madre en dos zonas del Ecoparque para plantar la mayoría de las plantas de la estación de adaptación.

“Hoy continuaremos con la secuencia del primer ciclo en estas camas de un metro de ancho y nueve de largo. Vamos a plantar en tres filas y cada planta debe estar ubicada a una distancia de 33 centímetros”, les informó Jorge.

Durante toda la mañana, los profesionales del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis hicieron el trazado de las camas y los guardianes del bosque plantaron cientos de plantas, dos especies en cada una de las figuras rectangulares.

Además de decorar el Ecoparque con los colores de las plantas, tesoros que les brindan alimento a los polinizadores, las camas madre son la base para conformar un banco de germoplasma.

“Con este material, el objetivo es repetir las actividades de la primera fase, es decir sacar los esquejes axilares de las plantas, plantarlos en bolsas e introducirlas en las cámaras. Este proyecto es cíclico y permitirá que la comunidad cuente con un material vegetal permanente”.

Las plantas que sean propagadas en este proyecto no solo enriquecerán más las zonas ajardinadas de este bosque urbano. Para Jorge, en el futuro podrán cubrir las necesidades de jardinería del barrio y de la localidad.

“Ya tenemos pensado aumentar el número de camas madre, cámaras húmedas y especies para que el banco de germoplasma sea más robusto y diverso. Lo más importante es que todo el material va a venir de este hermoso lugar y del trabajo de la comunidad”.

El ingeniero concluyó que este proyecto comunitario de propagación es uno de los más importantes en su larga vida profesional. “Cuenta con todo el componente técnico y además es liderado por la comunidad; con este material, Puente Aranda podrá aumentar sus jardines”.

Investigación biodiversa

Alexánder es uno de los miembros de la red de cuidadores del bosque urbano que ha participado en todas las fases y actividades de este novedoso proyecto comunitario de propagación de especies de jardinería biodiversa.

“En el primer taller recibimos muchos conocimientos relacionados con el uso de enraizantes con sábila para medir cómo respondía el sistema radicular de las plantas, además de las condiciones de riego que tiene el bosque”.

El licenciado en ciencias sociales precisó que, en los siete módulos o pequeños invernaderos de propagación, se realizaron dos cohortes con especies distintas, de las cuales la primera fue la más exitosa porque sobrevivió la mayoría del material.

“La segunda se vio bastante afectada por la sequía y además se nos agotó el agua de nuestros tanques. Sin embargo, el ingeniero Sting nos envió agua de emergencia y eso nos permitió salvar más del 50% del material”.

La red de cuidadores y los ingenieros del JJardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis  realizaron un seguimiento semanal a las plantas que estaban dentro de los módulos de propagación para evaluar la humedad.

“Les hicimos un riego constante entre ambas partes”.

Durante este proceso, Yenny Rosas y Ángela Montoya, profesionales de las Subdirecciones Educativa y Científica del Jardín Botánico, se vincularon al proceso con el fin de desarrollar un proyecto de ciencia participativa en los jardines biodiversos.

“Medimos el crecimiento de las plantas que fueron plantadas en estos jardines y el estado de las flores y raíces. Ángela nos propuso trabajar en el monitoreo de visitantes florales, es decir insectos y aves, y talleres virtuales sobre interacciones bióticas”.

Por su parte, Yenny lideró dos sesiones sobre las principales características de las plantas con la comunidad de Ciudad Montes.

“Es decir que el proyecto piloto de propagación se convirtió en una estrategia técnica, educativa y de investigación”.

Para Alexánder, el éxito de este proyecto está en el trabajo en equipo realizado entre la comunidad y los ingenieros y operarios del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis.

“Gracias a esta articulación, vamos a seguir fortaleciendo los procesos de jardinería biodiversa que tenemos”.

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Por ejemplo, a mediano plazo la red de cuidadores tiene proyectado crear un nuevo jardín biodiverso comunitario y a largo plazo poder fortalecer los procesos de jardinería en parques aledaños, como Agua Viva.