“El río Bogotá no es un cadáver como muchos piensan, es un sitio que tiene diversidad y que vale la pena proteger”, aseguró Loreta Rosselli docente e investigadora de la UDCA.
Luego de que un equipo de la Corporación Autónoma Regional (CAR) captara el momento en el que una mamá caimán dejó un huevo en la cuenca baja, a orillas del río Bogotá, los comentarios de los ciudadanos en redes sociales le apuntan a la incógnita de cómo esta especie puede sobrevivir a la contaminación del río.
¡Nuestro río Bogotá está vivo! Pese a todos los embates que tiene que sufrir. 🍃💧
Esta mamá caimán puso su huevo en la cuenca baja, a orillas del Río Bogotá. Su nombre científico es Crocodylus acutus. Adelantamos todas las medidas de prevención y protección.🐊😍 pic.twitter.com/UkcSoro9eU— CAR Cundinamarca (@CAR_Cundi) 3 de julio de 2019Contenidos relacionados
Según un estudio de la Universidad de Ciencias Aplicadas Ambientales (UDCA), publicado en años anteriores por el diario El Espectador, está demostrado que en el río Bogotá sobreviven al menos 90 especies de animales.
A pesar de los niveles de contaminación, en especial concentraciones de mercurio y cromo, en el río habitan aves acuáticas, aves de zonas abiertas y otras especies asociadas a los bosques.
Aves como la tingua o gallareta moteada, pato canadiense o cerceta aliazul migratoria y mosqueritos guardarríos son parte de las especies halladas.
“Queríamos ver cómo desde su nacimiento en el municipio de Villapinzón y a medida que se iba haciendo el recorrido por los diferentes tramos del río Bogotá, este se iba transformando. Nuestro objetivo era estudiar la biodiversidad de aves que habitan allí porque es un tema que no se ha investigado mucho”, comentó la docente e investigadora Loreta Rosselli.
Este estudio también demostró que conforme aumentaban los niveles contaminantes en la cuenca del río, las aves de bosque iban disminuyendo mientras que las aves acuáticas predominaban y sin embargo, se vieron signos de recuperación en la parte media del curso alto, especialmente en los municipios de Gachancipá, Tocancipá y Suesca.
Cabe destacar que entre los esfuerzos recientes de la Alcaldía Peñalosa por tener un río más limpio, se firmó junto con la CAR Cundinamarca, el convenio que asegura los recursos para la construcción de la Planta de tratamiento (PTAR Canoas), obra indispensable para descontaminar esta fuente hídrica.
Se espera que con estas plantas de tratamiento de agua residual, desde la fecha y hasta 2020 se empiece a ver la descontaminación esta importante fuente hídrica.
El estudio de la UDCA también sugiere que es importante hacer un llamado a los ciudadanos para que se den cuenta de cómo las obras que se realizan a orillas del río afectan la vegetación acuática y la fauna.
Restaurar su camino con vegetación nativa leñosa para mejorar la población de aves que requieren prioridad de conservación e implementar un proyecto de conservación de fauna y flora es parte de las recomendaciones que sugiere este estudio para recuperar la vida en el río.
Por ahora, la CAR asegura que se trabaja en la prevención y protección de especies como la mamá cocodrilo.