Bogotá embellece su espacio público: se renuevan las materas en la avenida NQS con calle 26

¡En ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’ trabajamos por la conservación ambiental, los espacios verdes y la restauración de la Estructura Ecológica Principal de la ciudad! El Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis intervino las materas de la avenida NQS o carrera 30 con calle 26, para revitalizar sus zonas verdes con nuevas plantas y arbustos. En total se intervinieron más de 1.300 metros cuadrados con más de 1.400 plantas.

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Los alrededores del Centro Administrativo Distrital (CAD), un edificio de 17 pisos con medio siglo de vida y donde funcionan entidades como la Secretaría Distrital de Hacienda de Bogotá (SDH) y Catastro Distrital (UAECD), fueron famosos en el pasado por una comida rápida.

Decenas de ciudadanos montaron casetas en la plazoleta para vender sánduches de pavo y pernil elaborados con pan francés y sin adicionar salsas. También ofrecían tinto, aromáticas, gaseosas, empanadas, jugos y cigarrillos.

Durante varias décadas, este sector ubicado en la carrera 30 con calle 26 fue conocido por estos emparedados. Luego de salir de las oficinas del CAD, las personas deleitaban sus paladares con estos platos tradicionales a precios accesibles.

Mery Riaño llegó a la zona hace aproximadamente 20 años, época en la que aún estaban en furor estos sánduches. Sin embargo, organizó su puesto informal en uno de los costados del SuperCADE, una edificación rectangular de un piso que abrió sus puertas en 2003.

“Con el paso de los años, la cantidad de vendedores de estos emparedados empezó a bajar. Creo que no quedamos más de cinco y yo soy una de las más antiguas; me da tristeza ver cómo una tradición se está quedando en el olvido”.

Cuando empezó a vender estos manjares, a Mery le llamó bastante la atención un vestido verde que cubría la oreja del puente vehícular de la 30 con 26, un sitio con cuatro niveles repleto de agapantos y lirios amarillos.

La vendedora recorrió las otras tres orejas y se percató que el tapete verdoso también estaba presente. “En una de ellas había unas plantas de hojas largas y puntiagudas que luego supe que eran dietes”.

Mery les preguntó a los comerciantes informales más antiguos de la plazoleta sobre el origen de estos jardines. “Me dijeron que fueron montados al final de la primera administración de Peñalosa, es decir hace más de dos décadas”.

Según esta vendedora de sánduches cercana a los 70 años de vida, los cuatro jardines de las orejas del puente vehicular, que suman un área de más de 3.300 metros cuadrados, se convirtieron en una problemática social y ambiental.

“Los transeúntes arrojan una cantidad enorme de basura en las jardineras, residuos que le dieron la bienvenida a los roedores. Además, por lo tupidas y popochas que son estas plantas, los habitantes de calle montaron varios cambuches”.

Aunque desde niña le gustaron mucho las plantas, Mery siempre ha pensado que los agapantos y lirios amarillos que engalanan el jardín ubicado al frente de su puesto informal, no deberían ser parte de esta estructura en forma de pirámide.

“Su forma y tamaño se prestan para albergar roedores y cambuches. Cuando no fumigan, la cantidad de ratas que salen de los jardines es impresionante, en especial en horas de la tarde cuando abunda la basura”.

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Recuperado punto crítico

El Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis es la entidad encargada de hacerles mantenimiento a estos antiguos jardines de la localidad de Teusaquillo, un trabajo que incluye actividades como poda, deshierbe, fertilización, riego y replante.

Según Jorge Rodríguez, ingeniero agrónomo del equipo de jardinería, este proyecto se lo entregó el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) al  Jardín Botánico de Bogotá hace más de dos décadas y siempre ha mantenido las mismas especies.

“Hace 15 años, cuando ingresé a trabajar al Jardín Botánico de Bogotá, ya estaba consolidado. Nuestra tarea siempre ha sido podar las miles de plantas y replantar las que se ven afectadas por las dinámicas del sector; sin embargo, es uno de los proyectos de jardinería más críticos en la ciudad”.

En el primer semestre de este año, cuando Sergio Rivera, ingeniero agrónomo con experiencia en los cultivos de flores y palmas, entró al grupo de jardinería, le delegaron el mantenimiento de las cuatro zonas ajardinadas de este puente vehícular.

“Es uno de los 11 proyectos del nivel central que tengo a cargo, es decir zonas ajardinadas en avenidas principales como la calle 26 y la calle 80. Cuando recorrí los jardines del puente de la 26 con 30, evidencié que el trabajo sería duro”.

Estas coberturas vegetales requerían de una poda drástica, en especial los miles de dietes que hacen parte de la jardinera ubicada en el sector suroccidental del puente.

“Además del tamaño de las plantas, la zona contaba con varios cambuches y mucha basura”.

Sergio y su cuadrilla de operarios intervinieron este sector durante el mes de marzo y dejaron los dietes de una altura de 80 centímetros. Luego, a mediados de julio, se dirigieron a las otras tres jardineras que solo cuentan con agapantos y lirios amarillos.

“También se les hizo una poda, pero no drástica, y se rellenaron los espacios que estaban desprovistos de material vegetal a través de un replante in situ, es decir sacar esquejes de otras plantas desarrolladas”.

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Los replantes in situ lograron recuperar un área de aproximadamente 425 metros cuadrados. Según el ingeniero agrónomo, en septiembre se realizó una nueva jornada de poda. “Estas plantas son de crecimiento rápido y por eso requieren de mucho trabajo”.

Renovación del espacio público

Seguir con la rutina de la poda y los replantes in situ en las cuatro zonas ajardinadas del puente de la calle 26 con carrera 30, no era la mejor opción para el ingeniero agrónomo encargado de los jardines del nivel central.

“Las problemáticas sociales y ambientales iban a continuar si seguíamos manteniendo los agapantos, lirios y dietes. Mi objetivo era hacer un cambio total en la zona con un nuevo diseño y especies coloridas y de porte más bien bajo”.

Sergio le propuso la idea a Laura Posada, coordinadora del grupo de jardinería. Sin embargo, para transformar todo el proyecto se requería de varios meses de trabajo y antes de eso debía atender otras zonas priorizadas, como la calle 26.

“Le planteé hacer un piloto en la jardinera ubicada al frente del SuperCADE, una cobertura dividida en dos sectores y que tienen cuatro niveles con miles de agapantos y algunos lirios. Laura me dio luz verde para intervenir uno de los niveles”.

A mediados de octubre, Sergio y varios de sus operarios retiraron todos los agapantos del nivel central de toda la jardinera, una zona lineal dividida en dos partes que suma aproximadamente 242 metros cuadrados.

“El suelo no era apto para plantar nuevas plantas y por eso le aplicamos tierra abonada con compost. La zona quedó lista para ser intervenida, pero tuvimos que aplazar la actividad debido al proyecto de recuperación de las jardineras de la calle 26, que tiene más prioridad”.

El miércoles 5 de noviembre de 2025, el ingeniero y los operarios Candelaria Arrieta, Elsa Bautista, Maira Vargas, Damaris Sánchez, Ulises Rojas, Brandon García, Héctor Naranjo, Luis Caicedo y Rosa Ocampo, iniciaron la renovación del primer sector del nivel central.

132 metros cuadrados iban a albergar más de 1.400 plantas de nuevas especies en la zona, como gazania, clavel chino, bella a las once, azulina, árbol del té y salvia granadina (Salvia microphylla).

“Mi objetivo siempre fue ampliar la diversidad y darle más color a la zona. Una novedad es la Salvia microphylla, una especie nativa del continente americano que estoy plantando en varios de mis proyectos para ver cómo se comporta”.

El diseño de esta parte del nivel central de la jardinera suroriental del puente vehicular también es una novedad. Por ejemplo, Sergio decidió crear tres círculos con árboles del té en el interior y rodeados por líneas de azulinas, salvias y gazanias.

“Esta nueva jardinera iba a albergar cuatro áreas con distintas especies: una en el extremo con dos líneas de azulinas; una de clavel chino; una de gazania; y una de bella a las once; cada una de estas últimas con un círculo”.

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El trazado y la plantación de esta zona, que cuenta con varios árboles y arbustos de especies como magnolio, carbonero y cerezo, terminó el jueves 6 de noviembre bien entrada la tarde. Su nuevo aspecto llamó la atención de los transeúntes y vendedores.

“El cambio fue del cielo a la tierra. Ese mar de agapantos se convirtió en un jardín con muchos colores y diversas formas que le dan un aspecto muy bonito al sector. Yo creo que así no van a llegar los habitantes de calle ni las ratas”, dijo Mery Riaño, la vendedora de sánduches.

Primer piloto

Un día después, es decir el viernes 7 de noviembre de 2025, Sergio, Candelaria, Elsa, Maira, Damaris, Ulises, Brandon, Héctor, Luis y Rosa volvieron a la renovada jardinera a perfeccionar algunos detalles y podar los agapantos del primer nivel.

Cuando iban a empezar con la poda, los operarios sorprendieron al ingeniero agrónomo.

“Me pidieron renovar también el primer sector de la jardinera porque si dejábamos así, con solo agapantos, no se iba a ver bien la nueva obra”.

Sergio les copió la idea y sacó una hoja milimetrada para trazar el nuevo sector. “Sería un diseño más lineal porque no teníamos tanto material vegetal. Escogí gazania, bella a las once y clavel chino, y dejé una pequeña zona para plantar unos agapantos que íbamos a rellenar”.

Mientras el profesional del recogía las plantas del vivero de la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (RenoBo), los operarios hicieron el trazado con piola de color azul y varias estacas.

“El viernes dejamos este nivel de la jardinera totalmente trazado y alcanzamos a plantar casi la mitad”.

El lunes 10 de noviembre de 2025, a las siete de la mañana, empezó la tercera jornada en esta nueva jardinera del puente de la calle 26 con carrera 30. Mientras plantaban las gazanias, bellas a las once y claveles chinos, Cristian Guerrero, operario de otra cuadrilla, realizó un riego.

Hacia las dos de la tarde, el arduo trabajo llegó a su fin. Según Sergio, los dos niveles recuperados en esta jardinera suman 197 metros cuadrados, un área donde se plantaron 1.757 plantas de siete especies.

“Este sector se renaturalizó con 450 gazanias, 460 claveles chinos, 556 bellas a las once, 215 azulinas, ocho salvias, tres árboles del té y 65 agapantos. El cambio fue extremo: quedó bastante colorido, organizado y trazado a la perfección”.

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Al ver la transformación en fotos y videos, Laura Posada, coordinadora del grupo de jardinería, le dijo a Sergio que este trabajo será priorizado durante 2026. En lo que queda de este año, se evaluará cómo se comportan las plantas y realizaremos riego y fertilización.

“Tenemos la corazonada de que este piloto va a ser exitoso. Mi objetivo el año entrante es transformar la mayoría de los más de 3.300 metros cuadrados de este proyecto con una amplia variedad de especies y que así se conviertan en jardines biodiversos”.