“Ahora me la paso en las redes sociales, a ver qué pasa’’.
Esta podría ser una frase de un adolescente cualquiera que pasa varias horas del día conectado a su celular; una práctica que, según cifras de un estudio global -DataReportal- de mayo de 2022, puso a Colombia en el cuarto lugar en el mundo, donde más tiempo se invierte en las redes sociales.
La expresión, sin embargo, es de doña Rosalba Sierra, quien, con 82 años, fue la persona de más edad que recién se graduó de un programa de formación en el uso de redes sociales que se desarrolló en el Centro Día de Usaquén y en el que participaron 80 adultos mayores.
Los Centros Día son espacios comunitarios en los que se fortalece la autonomía y capacidades de las personas mayores para que tengan una vejez digna y activa.
Aquí, una fotografía de doña Rosalba y sus compañeras, tomada por Integración Social, en las clases del curso de redes sociales.
“En el celular ahora miro a ver qué pasa, quién cumple años y, como en el curso aprendí a mandar mensajes, les envío uno diciéndoles: ¡feliz cumpleaños!, eso aprendí allá”, cuenta orgullosa la señora Rosalba, mientras espera la hora para empezar sus clases de natación que ahora la tienen muy ilusionada por aprender cosas nuevas.
La clave de su longevidad es mantenerse activa
Esa permanente curiosidad, que dice la mantiene viva y sana, fue la que la llevó hace un par de meses atrás a inscribirse en el curso para conocer de cerca la tecnología que hoy ocupa todos los espacios.
’’Lo que pude ver, es una persona comprometida, con esa actitud de aprender, todos los días viniendo y aprendiendo algo nuevo. Ella siempre me decía que era muy bonito porque pensaba que, en Facebook, subir fotos o abrir una cuenta era más complicado’’, cuenta José Antonio Piñeros, tallerista del Centro Día ‘Casa del Árbol’.
La siguiente es una foto de Integración Social de algunas de las beneficiarias del Centro Día 'Casa del Árbol' en Usaquén.
“Me gustó sacar fotos, guardarlas; WhatsApp nos enseñaron, pero toca practicarlo para poder aprender, para que se acuerde uno de las cosas, porque a veces la memoria no le ayuda a uno’’.
Tejiendo crió a sus hijas
Nacida en San José de Pare, Arauca, en 1940, la señora Rosalba lleva 76 años en Bogotá, una ciudad en la que ha tenido que superar grandes dificultades, como la muerte de su esposo por un accidente, que la obligó a trabajar para criar a sus hijas que estaban muy pequeñas. ’’Entonces no me puse a llorar, sino me puse fue a aprender a trabajar en tejidos y así las saqué adelante’’, dice.
Hoy vive sola en un apartamento, del que sale todos los días muy temprano para mantener una vida activa, otra de las claves de su longevidad saludable, pues sostiene que, al margen de una molestia en una rodilla, no tiene ‘’mayores achaques’’ y va y viene sin problema, soportada en una dieta con poca carne y en una actitud positiva.
''Tranquilidad, felicidad, ser uno positivo, nunca ser negativo, ser buena amiga; entonces eso es lo mejor para uno no amargarse la vida, porque para qué’’, se pregunta.
Maneja las redes como adolescente
Gracias al curso de manejo de redes sociales ahora puede tener una comunicación más activa con sus amigas y sus hijas, además de llenar las sopas de letras que descargó en su celular, en el que también se entretiene con todo lo que publican y como a cualquier adolescente se le pueden ir las horas navegando y conociendo el mundo con un espíritu juvenil.
‘’Voy a seguir estudiando, mientras Dios me de salud y tiempo para poder andar y todo eso’’, promete y se despide porque ya es hora de comenzar su clase de natación.
A doña Helena también la cambió la tecnología
Aquí, una foto de Helena Sandoval mostrando su diploma del curso de manejo de redes sociales.
Otra muestra de que cuando se quiere se puede es Helena Sandoval , quien también tomó el curso de manejo de redes sociales, dándole un giro a su vida que no esperaba a “estas alturas” con 65 años.
“Yo escasamente contestaba el teléfono, y eso que para ir a contestarlo lo apagaba. No tenía, así como mucha idea de eso, y nos enseñaron a meternos como más profundo. Ya puedo sacar una foto en el celular para ponerla en el perfil’’, asegura.
Un proceso, que no fue fácil, pero que pudo llevar a cabo gracias a la paciencia que los profesores tuvieron con ella y con las demás mujeres del curso. ‘’No se cansaban de estar repitiendo hasta que uno aprendía porque a uno a ratos la memoria se la juega, y ellos con todo el amor del caso, volvían a explicarle a uno; cogían el celular y le decían: haga así, ponga así, hágale por aquí’’.
''Era como si les hablará en chino"
‘’Cuando llegaron no sabían qué era un computador, no sabían cuáles eran las partes. Yo les decía el mouse y era cómo si les hablara en chino. ‘Pero qué es eso, qué es el teclado’, preguntaban’’, cuenta el ‘profe’ José Antonio, quien agrega que otra de las barreras fue perder el miedo porque en sus casas les preguntaban a sus familiares y ellos los regañaban. ‘’Y así no aprende nadie’’, sostiene el tallerista.
A continuación, una foto de Integración Social de una de las clases del curso de manejo de redes sociales en el Centro Día de Usaquén.
“Uno tiene que dejar ese miedo, y a toda hora no estarse subvalorando, porque le dicen: ‘es que usted ya está viejito y la memoria no le sirve’’’, apunta doña Helena, quien el día de la graduación pensó en que era increíble que hubiera llegado tan lejos. ‘’Eso es un cuento, porque cuando uno se propone, puede que no sea igual a un joven, pero si lo logra uno”.
Con la adquisición de estas habilidades, gracias a los cursos desarrollados en los Centros Día de Usaquén, Suba, Engativá, Santa Fe, Candelaria y Teusaquillo, Bogotá busca empoderar más a los adultos mayores y en particular a las mujeres para que dominen el temor al uso de la tecnología.
Aquí, una foto de Helena Sandoval en las clases de uso del computador en el Centro Día de Usaquén.
La meta es llegar a todas las personas mayores
“Es un logro que más personas adquieran habilidades digitales que les permitan mejorar su calidad de vida y acceder a nuevas oportunidades a través de la tecnología. Nuestra meta es llegar a todas las personas mayores de Bogotá que hacen uso de los servicios sociales”, dijo -muy emocionada -Catalina Grisales, de la Subdirección para la Vejez de la Secretaría Distrital de Integración Social, en su intervención en el grado de los 80 adultos mayores.
A continuación, una fotografía Integración Social de la ceremonia de graduación del curso de manejo de redes sociales.
‘’Aprendimos a abrir el correo electrónico, a enviar mensajes por WhatsApp, a tomar fotos y a subirlas. Hartas cositas, ¡para qué!”, resume doña Helena y acota: “Lo de Messenger fue lo más peludo, pero estoy muy contenta porque aprendí muchas cosas que pensé que, a mi edad, no se podía hacer’’.
Las historias de Helena Sandoval y Rosalba Sierra, son solo dos ejemplos de los cientos de miles de personas que encontraron en Bogotá y en sus instituciones el apoyo y el respaldo para demostrar que sí es posible seguir creciendo, sin importar las limitaciones y menos la edad. ¡Un 👏 👏 👏 para ellas!