Estudiante de Ciudad Bolívar ganó concurso literario inspirada en trapos rojos

11·OCT·2021
Sharik Ximena Buitrago Montoya, estudiante de octavo grado del colegio ‘El Tesoro de la Cumbre, de Ciudad Bolívar, ganó concurso de escritura.
Sharik Buitrago
Sharik Buitrago, estudiante del colegio 'El Tesoro de la Cumbre' ganó el concurso 'Cuando un virus cambió el mundo', en la modalidad de crónica. Foto: Archivo particular

Únete a nuestro canal de noticias en WhatsApp

“El hombre va a seguir avanzando con su gran tecnología y las personas dentro de muchos años ya no van a caminar si no que van a andar en aparatos tecnológicos. Lo que ahora se llama vida salvaje ya no existirá y existirán animales nuevos. El ser humano va a destruir toda la naturaleza convirtiéndola en ciudades”.

Este es un aparte del texto con el que expresa su  preocupación por el futuro del planeta, la joven Sharik Ximena Buitrago Montoya, la estudiante de octavo grado del colegio ‘El Tesoro de la Cumbre', de Ciudad Bolívar, ganadora en la modalidad de crónica del concurso Leer y Escribir, ‘Cuando un virus cambió el mundo’, organizado por la Secretaría de Educación del Distrito para que los estudiantes y docentes de colegios oficiales y privados dieran una visión de sus realidades a través de la escritura creativa a partir de la pandemia del COVID-19 y la manera en que ha afectado al mundo.

Colegio El tesoro de la cumbre
El colegio 'El Tesoro de la Cumbre' está ubicado en Ciudad Bolívar. Foto: Archivo particular

Se inspiró en las banderas rojas

Sharik, de 14 años, tituló su crónica ‘Banderas rojas: cómo va cambiando la vida de los seres humanos’, haciendo referencia a los trapos rojos que poblaron muchas de las calles en cualquier rincón del país para evidenciar las difíciles circunstancias que tuvieron que pasar las familias para sobrevivir, especialmente por la falta de comida durante la pandemia, que, además, también obligó a los niños y jóvenes a dejar sus colegios y a refugiarse en sus hogares durante más de un año.

“Solo quedaba aferrarse a la bandera roja y a la solidaridad de las personas”.

A continuación, la publicación en Twitter de la ceremonia virtual.

"Era un poquito aburridito"

 “Al comienzo pensaba que era como vacaciones, pero ya después me lo tomé como serio y pues si era un poquito aburridito, porque cuando nos tocaba las clases virtuales el internet no cogía bien y cosas así”, recuerda la joven que, aunque ya estaba tomando un curso de escritura de cuentos, sorprendió a su familia, en particular a su mamá, por evidenciar esas bondades a la hora de escribir sus vivencias.

“La verdad yo ni sabía que ella tenía ese gusto por la lectura hasta que leí el escrito que ella hizo. No me imaginé que fuera suyo, como estaba tan bien elaborado”, sostuvo Andrea Montoya, la madre, quien en una casa, donde solo viven mujeres, tuvo que redoblar esfuerzos luego de quedarse sin empleo durante la pandemia.

“En las familias había problemas económicos y aparecieron otras banderas rojas fuera de las fronteras del lejano país. Eran banderas hechas con trapos rojos: aparecían en las ventanas de algunas casas porque tenían hambre, angustia, falta de empleo y lo habían perdido todo”, escribió en su crónica la estudiante que tiene como libro de cabecera ‘Colombia, mi abuelo y yo’ de Pilar Lozano.

“Además de los problemas económicos, había problemas de comunicación. Ya la gente estaba al pendiente de sus aparatos electrónicos, teléfonos celulares, algunos computadores y televisores. La mayoría de los adolescentes empezaban a tener depresión, porque los familiares más queridos morían por el virus, o por problemas familiares”, es como describió lo que palpó de esa realidad que a todos afectó.

Guiada por Adriana Hernández, su profesora de Ciencias Sociales, la joven escritora fue dándole forma a su relato futurista, situado en el año 2120, para dejar constancia a las generaciones venideras de cómo la pandemia del coronavirus partió desde Wuhan y se esparció por todo el mundo, llenando de muerte e incertidumbre a todas las familias y en particular a los más jóvenes, inquietos y preocupados por algo que nunca pensaron que iban a vivir.

“En este tiempo en que viví en la Tierra, los polos se están empezando a derretir poco a poco, los animales se comían entre ellos o morían de hambre”.

“Este concurso se convierte en una nueva herramienta pedagógica y formativa para que las niñas, niños y jóvenes sean los tejedores de las relaciones entre escuelas familias y sociedad", dijo la secretaria de Educación del Distrito, al reconocer el trabajo hecho por los 1.214 participantes, entre los cuales los ganadores, recibieron la orden al mérito literario 'Don Quijote de la Mancha' del Concejo de Bogotá.

Es beneficiaria de la 'Ruta 100K, !Conéctate y aprende¡

Desde hace un poco más de un mes Sharik, quien recibió una de las más de 100.000 tabletas entregadas por el Distrito en el marco de la ‘Ruta 100K, ¡conéctate y aprende¡’, volvió a las clases presenciales en el salón 302 de su colegio, recostado contra la montaña, y al que camina unos 15 minutos desde su casa en el barrio San Rafael, donde, si bien no hay una tradición literaria, si hay la preocupación permanente por el cuidado del medio ambiente, otro de los puntos en que la crónica se enfocó.

Claudia López y tabletas
La administración de Claudia López ha entregado más de 100.000 tabletas a los estudiantes de colegios del Distrito. Foto: Portal Bogotá

“La niña se pregunta y cuestiona con cierta preocupación por lo que estamos haciendo con el planeta, con los animales, y vemos que es una situación que estaba muy en el corazón de los jóvenes de los niños, niñas y jóvenes. Es el pensar no solamente en las acciones globales, que son necesarias y urgentes, pero también nosotros, como ciudadanos y ciudadanas, a partir de la conciencia que tengamos sobre nuestros hábitos”, resalta la docente.

Otro aspecto que describió en su escrito fue la impresión que le causaron las marchas que siguieron a la etapa más crítica de la pandemia y en la que muchos de los participantes hicieron toda clase de estragos, sin importarles la salud de ellos ni la de los demás. “Me llamó la atención que las gentes se estaban matando entre ellas, todo lo que estaban haciendo las personas amontonadas y las bombas que les tiraban a los policías, haciéndoles daño y rompiendo las cosas”, recuerda.

“Si los seres humanos seguimos así ¿Cómo será el futuro? o ¿Cómo lo veo yo como ser humano? Se pregunta.

“Desde mi punto de vista como ser humano, el racionalismo destructivo acabaría todo, o tal vez no, todo depende de lo que haga la humanidad para evitarlo”, es como su sentencia premonitoria y a la vez la invitación a la reflexión para cambiar los comportamientos que hoy atentan contra el planeta que ellos, los jóvenes, heredarán.

“El virus cambió rápidamente al mundo que siempre está cambiando, también cambió mi vida como estudiante. Y así es cómo va avanzando la vida de los seres humanos". Sharik Ximena Buitrago Montoya.