Historia de 'El Castillo de las Artes' que surgió de lugar de explotación sexual

Castillo de las Artes
Eventos de música, arte y cultura hacen parte de las atracciones y servicios de 'El Castillo de las Artes'. Foto: Idartes
Publicado:
25
Jun
2021
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"Estamos en ‘El Castillo de las Artes’ por la osadía del Idipron (Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud). Esta es la prueba reina de que los sitios son lo que se hace en ellos. Este fue un lugar de maltrato y abuso durante décadas. Lo hemos tomado para transformarlo y prestar servicios de cuidado", dijo hace pocos días la alcaldesa Claudia López en la inauguración de la Quinta Manzana del Cuidado en el barrio Santa Fe, en un sitio que durante años fue un prostíbulo, pero que gracias a varios soñadores se convirtió en el primer centro de arte, cultura y memoria 24/7 de Bogotá.

Claudia López y dir. de Idipron
La alcaldesa Claudia López acompañada por el director del Idipron, Carlos Marín (derecha). Foto: Idipron

Y uno de esos soñadores osados fue Carlos Marín, el director del Idipron, un hombre curtido por la vida que sabe de qué habla cuando se refiere a aquellos a los que la dureza de la calle y la ciudad los ha puesto de rodillas, pero que no se han dejado vencer por las adversidades. Tanto que se define como un ‘callejero por naturaleza’ o ‘callejero de espíritu”.

¿Cómo nació la idea del 'Castillo de las Artes'?

Este paisa, que en su juventud superó una adicción a las drogas, que bien lo ha podido convertir, como decía él, en un “ñero” o habitante de calle; que sufrió y perdonó la muerte violenta de un hermano en las calles de Medellín, y que después se hizo fotógrafo y psicólogo, especialista en participación comunitaria; en fin, un hombre echado pa´lante, recuerda que fue en un día de enero de 2020, cuando nació la idea para lo que hoy es ‘El Castillo de las Artes’.

“Estaba yo sentado con Henry Benavides, que trabaja en el Idipron, y me dijo: ¡Oiga¡, vamos a meternos al Barrio Santa Fe a trabajar con los jóvenes desde la estrategia, ‘Caminando Relajado’, que es una estrategia que quiere trabajar con los raperos y por qué no aprovechamos que hay dos predios que son de la SAE, (Sociedad de Activos Especiales), que administra bienes incautados. Y pedimos el Castillo” afirma.

Desde entonces echó a rodar ese sueño y lo primero que hizo fue ir a conocer el lugar por el que pedían un arriendo de 25 millones de pesos, dinero que por supuesto no tenían y por ello se buscó la manera de que se lo entregaran en una especie de convenio o comodato.

"Es como si esa memoria se hubiera quedado ahí"

“Estaba en unas condiciones deplorables, sucio, lleno de basura. Tenía de alguna manera ese recuerdo cuando se dio esa extinción de dominio: botellas de trago, vestidos, ropa. Es como si esa memoria se hubiera quedado ahí”, dice, y agrega que recibió una llamada de Catalina Valencia, la directora de Idartes, otra soñadora, que le dio un gran empujón a ese proyecto que en un comienzo se iba a llamar “El castillo de las putas artes”, nombre que fue desestimado teniendo en cuenta el impacto de resignificación que se buscaba para el sitio.

Fachada del Castillo
'El Castillo de las Artes' está en la localidad de Santa Fe. Foto: Idartes

“Desde ahí empezamos a generar toda una estrategia artística, desde el arte, desde la música, y así empezó todo”, recuerda Carlos Marín quien conoce el sector pues ha vivido por allí cerca, 13 de los 25 años que lleva en Bogotá, a donde llegó buscándole un nuevo rumbo a su vida y a la que le encontró otro sentido, gracias a su vinculación con el Distrito en el área social, en el que la alegría, el afecto y la libertad han sido sus derroteros.

Una apuesta por los jóvenes para brindarles alternativas

“Cuando arrancó esta administración, la de Claudia (López). Empezamos a hablar de lo que ella quería con el tema de jóvenes. Y, sobre todo, de esa juventud que de alguna manera hay raptada o seducida por estructuras delincuenciales. Y de la forma como ella quería brindar una alternativa sobre todo ese joven de barrio, que, por cosas del destino, ha desertado del sistema escolar, que ha sido expulsado y no ha encontrado una respuesta”, cuenta el director del Idipron, que no duda en reconocer el aporte del secretario de Seguridad de intervenir unas zonas que han sido muy complejas en Bogotá, como es el centro y, en particular, la zona del barrio Santa Fe, donde está el ‘Castillo de las Artes’.

Así, con el apoyo de muchas manos amigas, el que era un proyecto empezó a concretarse para, poco a poco, el que en un principio pudo ser como la fantasía de un castillo de naipes, se convirtiera en una realidad con bases muy sólidas, que, con una generosa programación artística y cultural, entre ellas el ‘Ensamble artístico trans’, fuera inaugurado el 16 de diciembre de 2020, como ‘El Castillo de las Artes’.

Ubicado en la calle 23 No. 14 -19, desde su apertura, con el apoyo de la comunidad, ha ido consolidando sus escenarios para una escuela de artes y oficios para la vida, un conservatorio de música, un museo de la noche, una biblioteca, procesos de cartografía social, laboratorios de creación colectiva, diálogos de saberes, talleres de reactivación de las artes y un escenario de circulación permanente para las artes (cine foros, exposiciones, performance, intervenciones, conciertos, obras de teatro y danza).

Danza
Exhibición de danza en 'El Castillo de las Artes' Foto: Idartes

Una Manzana del Cuidado en 'El Castillo de las Artes'

“Y ahí estamos, como Distrito. Hay una Manzana del Cuidado. Hay presencia y alegría y hay, de alguna manera, una disposición de revertir ese sitio de esclavitud de un sector de la población de mujeres y llenarlo de un contenido artístico y un contenido de vida”, enfatiza con una alegría visible el director de Idipron, que resalta que “también hay cabida para los habitantes de calle que rodean la zona, los carretilleros, los zorreros. Las chicas que trabajan en las diferentes instalaciones. También para los migrantes que hay en gran cantidad en el sector”.

Ese es el ‘Castillo de las Artes’, más que una propuesta institucional es una apuesta de la administración distrital al nuevo contrato social y ambiental, que un día de enero nació como idea gracias a la visión de un soñador como Carlos Marín, un hombre que sabe que a los sueños no solo hay que ponerles alas, también bases para que con mucho trabajo se cristalicen y se vuelvan una fuente de construcción de vida y construcción de arte: “Porque el arte es vida”.