Jairo Antonio Hidalgo, casi pierde la vida por un malestar que no fue atendido a tiempo, ya que su enfermedad no tuvo un diagnóstico correcto en las entidades de salud a las que asistía hasta que fue remitido al Hospital Simón Bolívar de la Subred Norte y allí, no solo encontró el diagnóstico de su enfermedad, sino que el equipo médico salvó su vida de una enfermedad neuroinfecciosa.
Jairo Hidalgo es un mecánico de 63 años y además un deportista de alto rendimiento desde que tenía 7 años, hace poco comenzó a tener síntomas que lo preocuparon bastante ya que se le torció la cara, se le desvió un ojo y comenzó a sentir dolores fuertes de cabeza que le provocaron pérdida de estabilidad, mareos, fiebre y pérdida del movimiento del lado izquierdo de su cuerpo.
De acuerdo con la neuróloga María Reyes, Jairo llegó con un antecedente de lo que usualmente se conoce como culebrilla (herpes zóster), sin embargo tenía síntomas que indicaban que había una lesión en una parte del tallo cerebral, lo que demuestra la efectividad del equipo de neurología e infectología del Hospital Simón Bolívar para realizar el diagnóstico del paciente.
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Cuando lo trasladaron al Hospital Simón Bolívar, el equipo de profesionales le hicieron exámenes como tomografías y resonancias cerebrales que confirmaron el diagnóstico que tanto le preocupaba a los doctores, Jairo tenía una infección muy grande el puente cerebral, la estructura central del Sistema Nervioso que ayuda a controlar funciones vitales como el ritmo cardíaco, presión sanguínea, entre otras.
“La preocupación al ver la lesión de las características como las que tenía nuestro paciente, radica en que el tallo cerebral se encarga de pasar las conexiones de esos hemisferios cerebrales al resto del cuerpo y que ejecutan funciones vitales como respirar, comer o caminar. Usualmente las personas que tienen lesiones en el tallo cerebral pueden fallecer en cualquier momento o quedar en estado vegetativo, sin posibilidades de moverse ni valerse por sí mismo”, explicó la doctora María Reyes.
Luego de confirmar el diagnóstico, se le realizó una punción lumbar y estudios de líquido cefalorraquídeo en uno de los laboratorios con equipos de última tecnología con los que cuenta el Hospital Simón Bolívar, el Laboratorio Molecular. Con respecto al tratamiento, recibió múltiples antibióticos por varios meses, inicialmente por vía parenteral (puestos por la vena) y luego tomados en casa.
En la siguiente imagen, Jairo Hidalgo, el paciente, junto a la doctor María Reyes y el doctor Claudio Jiménez:
Jairo relata que cuando lo subieron a piso, él estaba tan mal que no creía que fuera a vivir, sin embargo manifiesta que tanto el doctor Claudio Jiménez, como el neuro infectólogo Hugo Páez le dijeron: “no se preocupe, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance, se va a demorar acá pero con la ayuda de Dios vamos a salir y así fue. Con esa esperanza y con esa seguridad yo entré nuevamente a creer nuevamente que iba a vivir”.
Hidalgo asegura que cuando estaba en el Hospital no podía valerse por sí mismo y necesitaba ayuda y acompañamiento permanente ya que no podía ir al baño, no podía caminar y tampoco mover, ni la mano, ni el pie izquierdo.
“En general, considero que este es un caso muy exitoso, en el cual una persona que es previamente sana, un deportista de alto rendimiento y que tuvo una lesión tan difícil, hoy lo tenemos caminando con nosotros y espero que muy pronto esté corriendo la media maratón”, dijo la doctora María Reyes.
Actualmente Jairo se encuentra en rehabilitación y manejo de síntomas mediante la aplicación de toxina botulínica, uno de los programas más exitosos del Hospital Simón Bolívar.
De acuerdo con Jairo, su familia siente una alegría inmensa ya que luego de 53 días en el hospital y de no poder caminar, hoy en día hace caminatas largas, ejercicio y ha participado en varias carreras, él manifiesta que su historia es increíble, pero cierta. Jairo manifiesta su agradecimiento hacía los doctores Claudio Jiménez, Hugo Paéz y María Reyes: “por esa labor tan humanitaria y por esa gestión importante que hicieron con mi vida; gracias a ellos estoy en este momento contándoles la historia, estoy muy agradecido”.