Marinero de guerra peruano se rehabilita en el hospital Simón Bolívar

18·JUN·2019
El paciente está siendo valorado por diferentes especialidades y, además, él y su esposa están recibiendo tratamiento por psicología.
Foto: Secretaría de Salud
Foto: Secretaría de Salud

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El trabajo profesional y especializado del personal de salud del hospital Simón Bolívar motivó a Fernando Paolillo, marinero de guerra del Perú y víctima de un accidente, a recorrer más de 1.800 kilómetros, desde su tierra natal hasta Bogotá, para continuar con su rehabilitación.
 
Hace una década, Paolillo sufrió la explosión de un buque de la Marina de Guerra de Perú, que prestaba servicios a una empresa petrolera en el norte del país, en la que resultaron heridas 13 personas, dos fallecidas y un gran derrame de petróleo en la provincia Contralmirante Villar, Distrito de Zorritos. Después de 13 días en el Hospital Naval, tres de ellos fueron trasladados al Hospital Simón Bolívar, debido al conocimiento y experiencia de los médicos de la Unidad de Quemados.

“Estoy eternamente agradecido con el hospital Simón Bolívar, después de tantos años he regresado para que me vean, para una reevaluación, porque acá nos salvaron la vida, nos dieron todo el cariño, toda la atención, toda su experticia”, manifestó Fernando Paolillo.

El paciente está siendo valorado por diferentes especialidades y, además, él y su esposa están recibiendo tratamiento por psicología, como parte del tratamiento integral al posquemado, luego de que en 2008 presentará lesiones por quemaduras en el 50% de su superficie corporal, en rostro, cabeza, brazos, piernas y espalda.
 
“Él sufrió quemaduras extensas y profundas, tuvo un periodo prolongado de hospitalización en su momento. Hoy vuelve para evaluar algunas secuelas que son habituales en los pacientes quemados; es de recordar que el proceso de recuperación de este tipo de lesiones dura años, décadas, incluso toda la vida y por eso es tan importante trabajar en prevención”, afirmó Norberto Navarrete, especialista en medicina de emergencias.
 
El extranjero expresó su alegría al rencontrarse con el personal médico: “casi lloro al recordar esas dolorosas curaciones, nunca voy a estar tan agradecido como lo estoy con los médicos y con todo el cuerpo de enfermeras, porque es un milagro que esté con vida y que mi rostro no esté deformado”, añadió el marino.