Cae la inseguridad en los llamados ‘puntos calientes’ de Bogotá

24·ENE·2017
-      Un estudio de la Organización Innovations for Poverty Action y de la Universidad de los Andes reveló una reducción del 20 por c...
Operativo sector del Bronx - Foto: Comunicaciones Alcaldía Mayor / Diego Bauman
Operativo sector del Bronx - Foto: Comunicaciones Alcaldía Mayor / Diego Bauman

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-      Un estudio de la Organización Innovations for Poverty Action y de la Universidad de los Andes reveló una reducción del 20 por ciento de la criminalidad en esos sitios.
 
-      La Alcaldía Peñalosa intervino 750 lugares considerados de alto riesgo en seguridad para los ciudadanos.
 
-      La estrategia no solo apuntó a una mayor presencia policial, sino a la recolección de basuras, la recuperación del espacio público y una mayor iluminación.
 
La intervención de los ‘llamados puntos calientes’ en Bogotá, ordenada por el alcalde Enrique Peñalosa para mejorar la seguridad, arroja resultados positivos.

Así lo acaba de revelar un estudio realizado por la Organización Innovations for Poverty Action en Colombia y el Centro de Estudios de Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes.

Según los investigadores, gracias al trabajo de las autoridades, la inseguridad en esos ‘puntos calientes’ de la capital se redujo en un 20 por ciento, en comparación con aquellos lugares que aún no han sido intervenidos.
 
Desde enero del año pasado, el alcalde Peñalosa y el secretario de Seguridad, Daniel Mejía, pusieron en marcha la intervención de 750 sitios considerados de alto riesgo. La estrategia se focalizó en aumentar el patrullaje policial y mejorar la iluminación y el aseo. 

Los investigadores tomaron como base las cifras concretas de la criminalidad y, al mismo tiempo, realizaron 24.000 encuestas a residentes de dichas zonas intervenidas. Es decir, que el estudio tiene en cuenta indicadores objetivos y de percepción.

La investigación concluye que realizar trabajos en aseo e iluminación reduce la inseguridad. Por ejemplo, en los ‘puntos calientes’ en los que sólo se aumentó el patrullaje policial la reducción de la inseguridad fue del 10 por ciento.


En general, el 2016 fue un año positivo para la seguridad en Bogotá, que alcanzó su tasa de homicidios más baja de la historia (15,8 por cada 100.000 habitantes).

Además, por primera vez en los últimos ocho años, se redujeron los atracos callejeros y otros delitos como el robo de celulares, que golpean directamente a los ciudadanos. La reducción también se evidenció en las riñas (-16,5 por ciento), el robo de residencias (-7 por ciento) y de establecimientos comerciales (-30 por ciento).

La intervención de los ‘puntos calientes’ fue liderada por la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia con todo el apoyo de la Policía Metropolitana de Bogotá. También participaron la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) y la empresa de energía Codensa.

Los investigadores detectaron 2.000 puntos críticos de la ciudad según estadísticas de los últimos 5 años de la Policía Metropolitana de Bogotá, pero se intervinieron 750 de ellos, para luego compararlos. La intervención se realizó entre los meses de febrero y octubre de 2016.

En una primera etapa, la Policía Metropolitana de Bogotá concentró el patrullaje policial en algunas de las calles con más crímenes de la ciudad. Durante la segunda etapa, la Uaesp incrementó la recolección de basura y el mejoramiento del alumbrado público en dichas zonas.

El secretario de Seguridad, Convivencia y Justicia, Daniel Mejía, manifestó: “Esta reducción se dio como resultado de la reasignación del pie de fuerza en los cuadrantes hacia los puntos calientes, es decir, el mayor uso del tiempo de patrullaje policial en dichas zonas sin descuidar otros puntos de la ciudad, pero focalizando primordialmente el patrullaje en los puntos más problemáticos de la ciudad”.

El comandante de la Policía Metropolitana, general Hoover Penilla, destacó: “Los resultados entregados dan una hoja de ruta y muestran las bondades de estas iniciativas y hacer parte de la misma”.

La recolección y análisis de estos datos fueron financiados por J-PAL Governance Initiative, 3ie, CAF Banco Desarrollo de América Latina, la Fundación Probogotá, la Organización Ardila Lülle a través de su financiación para el Centro de Estudios de Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes, Colciencias y el programa Fulbright.