En la ruralidad de Usme los residuos se transforman en herramientas para educar
Conoce la historia de la agrupación OHACA conformada por estudiantes de la zona rural de Usme que cuidan el medio ambiente y transforman los residuos.
Cindy Castiblanco Herrera
A pocos kilómetros del casco urbano de la localidad de Usme, en el corazón del área rural, existe un lugar donde nada se pierde y todo se reutiliza.
Estudiantes de los colegios El Hato, Olarte, La Argentina, El Curubital y Arrayanes y sus profesores, fundaron la agrupación rural OHACA de Usme, una iniciativa que se caracteriza por tener un modelo educativo único y ejemplar en torno al aprovechamiento de los residuos y el respeto por la naturaleza.
Con la ayuda de los docentes, niños y niñas de todas las edades aprenden a darle un uso creativo, funcional, educativo y sorprendente a los residuos que el común de la gente denominaría como basura inservible.
Entre todos recolectan botellas de plástico, de lata, papel, juguetes dañados, electrodomésticos, diferentes textiles, botas de caucho, llantas, entre otros residuos que luego convierten en herramientas funcionales que les sirve para llevar a cabo sus procesos educativos, para decorar o usar en espacios como la cocina, salones de clases o baños.
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En el Colegio Argentina, por ejemplo, construyeron un depósito con botellas de plástico llenas de trozos de papel, las materas de los jardines son llantas pintadas y decoradas a mano y el nombre del colegio ubicado en la entrada está hecho con coloridas tapas de plástico.
Máquinas para armar palabras, tableros didácticos, semáforos que miden el rendimiento académico y comportamiento de los estudiantes, son parte de la larga lista de invenciones que hacen de este lugar un santuario de la sostenibilidad y la educación.
“No solo se trata de construir elementos nuevos con los residuos. Cada cosa que hacemos tienen un trasfondo pedagógico que sea útil para los niños. Ellos aprenden a identificar cuáles son las prácticas que son amigables con el medio ambiente y saben por qué el plástico afecta los ecosistemas, o por qué no se deben arrojar papeles o residuos al suelo. Es un trabajo conjunto que nos sirve para la vida”, explicó Jairo Alonso Ramírez, director de la Agrupación Rural OHACA.
Los niños que a temprana edad reciben este tipo de pedagogía ambiental la interiorizan rápidamente en su vida diaria y cada vez son más conscientes y son ejemplo de que cambiar hábitos por otros más sostenibles es un gesto que contribuye al respeto por las diferentes formas de vida.
“Desde los tres años que mi hija ingresó a la escuela se convirtió en mi ejemplo. Ella no permitía que yo botara residuos o botellas en el suelo. Ella me enseñó que las cosas no son para desecharlas sino para transformarlas y darles otra utilidad. No contaminar el medioambiente y reciclar se convirtió en un estilo de vida”, aseguró Sara Rodríguez, madre de una joven estudiante del colegio La Argentina de Usme.
La agrupación OHACA no solo recicla y educa, sino que además permite que los niños realicen prácticas de siembra en huertas ecológicas, les incentivan a cuidar a los animales y proteger el agua de los ríos zonales.
Te compartimos este video en el que podrás revivir en imagen un breve resumen de la gran labor de este grupo de estudiantes, docentes y familias que demuestran que es posible contribuir al cuidado de la naturaleza con acciones reales. ¡Disfrútalo!