Julián abandonó las calles y ahora es un emprendedor que endulza a los bogotanos

4·SEP·2022
Historia de vida de Julián Yaya, quien estuvo habitando la calle, se recuperó gracias a la Tropa Social y hoy es un emprendedor exitoso.
Julián Yaya habitó la calle, salió y hoy es un emprendedor exitosoFoto: Integración Social
Julián Yaya estuvo habitando la calle, salió de ella y hoy tiene un emprendimiento.

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El mismo sonido de las gotas de lluvia, que caían en las noches y golpeaban el techo y los vidrios de las ventanas de su cálida habitación y lo arrullaban hasta quedarse dormido en el confort de su cama, se convirtió en un tormento para Julián Yaya, mientras estuvo habitando la calle, a la que llegó empujado por las drogas en las que se refugió por un par de fracasos: uno económico y otro que le rompió el corazón.

“Cuando uno empieza a vivir la calle; el frío y la lluvia lo hacen sentir como que se va a enloquecer porque es desesperante no poder hacer algo para protegerse de ese frío. Nunca voy a olvidarme de una época como abril, un invierno fortísimo. Dormir con ese sonido que causa sueño en casa, estando en la calle a mí me iba era a enloquecer porque fueron como tres días de escuchar ese ruido encima de mí, fue algo bastante fuerte”, recuerda Julián, con escalofríos que todavía sacuden y erizan su cuerpo.

De ese tormentoso ambiente empezó a salir una mañana, cuando se encontraba en el cambuche que había armado en un parque ubicado en la calle 159 con carrera 19, barrio San Cristóbal Norte, en el norte de Bogotá, hasta donde llegó la Tropa Social del Distrito y le mostró el camino para iniciar su recuperación y volver a casa.

A continuación, una foto de Julián Yaya en medio de su proceso de recuperación.

Habitante de calle
Julián encontró el camino de la recuperación gracias a la Tropa Social. Foto: Archivo particular

La Tropa Social sí lo sacó de la calle

“Unos años antes había intentado con programas en otras instituciones, donde esa plata se perdió. En cambio, Integración Social, la Tropa Social, con personas como Nancy -no recuerda bien el apellido-, que llegó al sitio donde dormía y me plantó la posibilidad de cambio y fue mi primer contacto con el programa de recuperación. Ella fue la que me llevó hasta allá, a la carrera 35, con Giovanny”, sostiene Julián que hoy tiene 42 años, 5 de ellos perdidos por su adicción a las drogas y a la calle.

“Como Tropa Social me siento  satisfecha y emocionada al ver historias como las de Julián Yaya, su testimonio me reconforta y me llena de fuerza para continuar en esta labor de transformar vidas”, sostiene Yeimy Rodríguez , profesional del equipo territorial local de la Secretaría Dsitrital de Integración Social, que en 2022 ha brindado apoyo a 12.900 habitantes de calle en 12 centros de atención.

Aquí, una foto de Julián Yaya en una actividad de recuperación en un centro de atención del Distrito.

Habitante de calle
Julián Yaya estuvo varios años en la calle y salió de ella gracias al Distrito. Foto: Archivo particular

En el Centro de Atención Transitoria, de la carrera 35 #10-69 -con acompañamiento psicosocial, cuidado personal y seguridad alimentaria- le promovieron su capacidad de dejar la habitabilidad en la calle y lo concientizaron de la importancia de autorregular el consumo de sustancias psicoactivas y la búsqueda de redes de apoyo familiar.

''No hago parte de la calle, yo puedo cambiar''

“Me acuerdo de que en esa última época siempre me metí en la cabeza: ‘yo en este momento estoy en la calle, pero yo no hago parte de la calle’. Siempre lo tuve muy claro, yo no voy a volverme una pieza más en la calle, yo estoy en la calle, pero no hago parte de la calle, yo puedo cambiar”.

Un momento en el que fue vital su pequeño hijo, Jacobo, de no más de 10 años y cuya imagen no podía alejar de su mente, obnubilada por el consumo que lo tuvo contra las cuerdas. ‘’Yo pensaba todos los días en qué estaría haciendo y dónde estaría. De hecho, desde esa época, fue muy clave porque yo consumía y pensaba en él y me sentía mal, y eso en medio de todo fue bueno porque fue como lo que me llevó a tomar la decisión de querer mejorar’’, agradece en medio de la amargura que ese recuerdo le causa.

Julán inició su recuperación en la Comunidad de Vida Hogar El Camino

Después de esa primera y difícil etapa, Julián pasó a la Comunidad de Vida Hogar El Camino donde los ciudadanos que deciden seguir en proceso de recuperación, cuentan con un espacio para fortalecer sus hábitos saludables, rediseñar su proyecto de vida, recobrar sus redes familiares y formarse en oficios que les concedan la posibilidad de ser autónomos y alejarse definitivamente de la habitabilidad en calle.

Esta es una fotografía, la parte interior de la Comunidad de Vida Hogar El Camino, de la Secretaría de Integración Social.

Centro El Camino
El Camino cuenta con un espacio para fortalecer los hábitos saludables. Foto: Integración Social

‘’Les tengo mucho cariño, le debo muchísimo a Integración Social: en la parte teórica, en la práctica, en la totalidad de mi recuperación’’.

Hoy este bogotano, amante del rock and roll, que solo llegó hasta tercer semestre de diseño gráfico porque se dio cuenta que no era lo suyo, asegura estar recuperado y su vida avanza por muy buen camino pues, además, logró iniciar un emprendimiento.

Salió de la calle e inició un emprendimiento

Se trata de un local especializado en la venta de tortas decoradas, tortas de queso, vainilla, chocolate; mantecada, brownies y galletas.  Bigscakes lo bautizó para ‘salirse un poco del molde’ y no hacer algo tradicional, gracias a su afinado olfato que reverdeció esos años en que era un vendedor apasionado a las esencias, jabones y aromas de toda clase.

A continuación, una fotografía de Julián Yaya en su negocio de tortas, en el norte de Bogotá.

Habitante de calle
Julián Yaya agradece todo el apoyo que ha recibido del Distrito y hoy es un emprendedor exitoso. Foto: Archivo particular

“Uno abre el local al siguiente día que llega el pedido y sale ese olor a vainilla, a chocolate; delicioso, delicioso’’, dice comparándolo con un paraíso del que no se puede dejar tentar mucho porque en su familia ha habido dificultades con el tema del consumo de azúcar. ‘’A mi hijo, casi no le gustaba el dulce, pero empezó a engomarse probando una y otra cosa. Las milhojas le encantan, pero toca darle solo una a la semana’’.

También está conmenzando una nueva relación amorosa

A este dulce momento de la vida se le sumó que, al frente de su emprendimiento, conoció a alguien con quien está empezando una relación que, según afirma, está sustentada en la sinceridad pues  ‘’si uno quiere que lo tomen en serio, debe desnudarse un poco para que la persona sepa realmente con quién está hablando, a quién tiene en frente, porque es muy jarto que por otros lados se enteren, lo que puede generar malestar’’.

Con esa confianza y ‘tomando el toro por los cachos’, sin internarse como un ermitaño -como le enseñaron los abuelos-, Julián Yaya está recomponiendo su vida, una vida en la que en el momento más duro leyó una frase inspiradora del libro Un hombre en busca de sentido, del psiquiatra suizo Víktor Frankl: "...al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas  -la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino''.

‘’Yo creo que eso es muy clave; a uno las drogas le pueden quitar absolutamente, todo, todo, pero lo único que uno no puede permitir es eso: que le quiten la actitud para enfrentar esa situación, para seguir adelante, esforzándose para salir del problema’’.