Este es un banco que hace préstamos sin intereses y su público principal son estudiantes e investigadores. Sin embargo, no trabaja con dinero, sino con dientes.
Así es como funciona el Biobanco de Dientes Humanos (BDH) de la Facultad de Odontología de la U.N., el primero de este tipo en el país y que actualmente cuenta con más de 300 ejemplares dentales. Desde los primeros dientes recolectados, hace casi una década, esta estrategia no ha parado y ya fue utilizada para diez investigaciones.
Este es definido como una entidad propia sin ánimo de lucro que recopila, almacena y administra dientes donados y que debe estar vinculada a una institución de enseñanza. En Brasil, está el banco más antiguo de América Latina, el cual funciona a través de un proyecto de la Universidad de Sao Paulo. Países como Perú y Chile también han iniciado propuestas para consolidar sus BDH.
Como si fuera una entidad financiera, el BDH de la U.N. hace préstamos, pero a investigadores que requieren muestras dentales, solo como fuente de información para trabajos de tesis, actividades académicas y para reconstrucción y remplazo de estructuras dentales, aunque la U.N. se enfoca más en lo primero.
Según el profesor Édgar Delgado Mejía, del Grupo de Aplicación de Materiales a la Odontología (GRAMO), una de las ventajas de un BDH es el buen uso del tiempo, debido a que al tener las muestras de primera mano, el estudiante no tendría que invertir parte de su trabajo de grado en buscarlas fuera de la Universidad.
“Conseguir los dientes fuera del BDH puede tardar hasta un año, tiempo que se puede aprovechar para avanzar en las investigaciones”, afirma.
El biobanco se encarga de entregar los dientes, los cuales deben ser devueltos luego de un año de experimentación, ya que pueden servir para futuros ejercicios.
Filtro y conservación
No cualquier diente se presta para cualquier investigación y todos deben tener una manipulación acertada, de manera que no altere la calidad del mismo. Es por esto que se manejan regulaciones éticas y científicas para no afectar el trabajo que requiera de los dientes.
La U.N. maneja un protocolo en el que informa al donante qué se hará con sus dientes y este tendrá que firmar una constancia en la que acepta ser parte del proceso.
Es necesario saber la edad, el género y el lugar de crianza y residencia de la persona, puesto que las condiciones de los puntos geográficos también influyen en el diente, sostuvo el docente.
Luego de que se obtiene, se procesa la información de hallazgos clínicos de alteraciones, daños, lesiones, entre otros, para finalmente limpiarlos, desinfectarlos y conservarlos. A estas muestras se les analiza rugosidad, color, dureza, entre otros aspectos, para determinar qué trabajos se pueden hacer con ellas.
“Si se va a investigar color, no se pueden guardar dientes en nada que tenga hipoclorito ni oxidantes fuertes, porque el medio los blanquea”, señaló el profesor Delgado, responsable del grupo GRAMO junto con la también docente Carolina Torres.
El académico concluyó que un banco de este tipo ayuda reducir toda la variabilidad estadística para que los resultados sean más amplios y aplicables.
Fuente: Agencia de Noticias UN
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