Relato en pandemia llevó a doña Gloria, de 75 años, a ganar concurso de Distrito

Centro Día 'Casa del árbol' de Usaquén premia a abuela escritora
Gloria Hernández, de 75 años, ganó el II Concurso literario ‘La Vida en Bogotá, Una Vejez Libertaria’. Foto: Gloria Hernández
Publicado:
13
Feb
2022
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Para Gloria Hernández, adulta mayor de 75 años, el Centro Día ‘Casa en el árbol’, de la Secretaría de Integración Social, ubicado en Usaquén, no solo se convirtió en el punto de apoyo para superar la crisis que le trajo la pandemia del COVID-19 a su vida. Allí encontró el camino para adentrarse en su interior y, a través de la escritura, dejar fluir todos esos sentimientos y vivencias acumulada en su prolífica y activa vida.

Nacida en la Bogotá de los años 40 del siglo pasado, que no pasaba de los 400.000 habitantes, Glorita, como le dicen sus compañeros del Centro Día, vivió en su niñez en Las Cruces, al sur de la ciudad, luego pasó a Ricaurte, al 7 de agosto, Chapinero, para finalmente echar raíces en Cedritos, a donde llegó casada y donde aún vive. “Compramos una casita por Cedritos. Entonces, este sitio era increíble porque eran solo fincas, humedales. Mis hijas tuvieron la oportunidad de caminar, de estar con los perros, con las ovejas, con los marranos y con las vacas. Porque esto era un paraíso hasta que se empezó a construir y ya, pues se terminó Cedritos”, recuerda.

Estudio contaduría en la Universidad Nacional

De su querida Bogotá solo salió a Cali, a donde se fue después de casarse con un compañero de estudios del bachillerato en la Universidad Libre. Luego estudió cuatro años de contaduría en la Universidad Nacional, pero se dio cuenta de que eso no era lo suyo, porque le gustaron más las humanidades, la psicología, la historia y la literatura.

Ya separada, con dos hijas, volvió a Bogotá y organizó una pequeña guardería, que no era común en ese tiempo, en la que durante 14 años aplicó todas las habilidades que había desarrollado en el trato con los niños y gracias a la educación psicológica y diversas herramientas que adquirió en los innumerables cursos que ha adelantado en su vida, de la que se lamenta no haber terminado una carrera como profesional.

A continuación, una foto de algunas de las manualidades que hace Gloria Hernández

Trabajo en origami
El origami es una de las manualidades que practica Gloria Hernández para mantenerse activa. Foto: Gloria Hernández

Otra deuda pendiente, según refiere, es la de haber pensado más en su vejez, ya que no hizo, o no pudo hacer, los aportes necesarios para tener una pensión y la tranquilidad que ella genera con la llegada de las canas y los achaques. 

La pandemia del COVID-19 la llevó al Centro Día de Usaquén

Por esa fragilidad económica, cuando llegó la pandemia, se agudizaron sus carencias y debió acudir al Centro Día, ‘Casa en el árbol’ en Usaquén, un lugar de encuentro y de sanación para el cuerpo y para el alma. “Yo he disfrutado mucho el Centro día, no solamente por la ayuda económica del mercado que nos dan, sino porque es un espacio para nosotros en donde podemos aprender muchas cosas y tener amigos”.

Gracias a esta interacción con los otros adultos mayores descubrió, que esa timidez que la acompañaba desde muy pequeña y que le hacía un nudo en la garganta a la hora de hablar, también podría ser cosa del pasado. “Allá descubrí que podía sostener una conversación, que mi fuerte podía ser hablar, escuchar”, dice con una voz delicada, pero muy segura. 

Esa nueva habilidad para comunicarse dio sus frutos con el concurso organizado por la Secretaría Distrital de Integración Social, que invitaba a las personas mayores, beneficiarias del servicio social Centro Día y Comunidad de Cuidado, a escribir un texto para el II Concurso ‘La Vida en Bogotá, Una Vejez Libertaria’.

Escribió por una Vejez Libertaria

Su fuente de inspiración, fue el golpe tan duro que para ella significó el aislarse por ser una mujer muy activa, que tenía un buen grupo de amigas con las que compartía su gusto por la danza, el teatro, las exposiciones, la música, la natación, el yoga y el pilates, entre otras. Todas ellas destinadas a tratar de retrasar un poco el paso de los años y a combatir la debilidad que le trajo una osteoporosis, que le aflojó los dientes y convirtió sus manos en una especie de cristal, pues ya se ha fracturado ambas. ”Sé que lo que más me sirve para recuperar las manos es escribir a lápiz o en el computador”, cuenta.

Basada en la reciente declaración de la Organización Mundial de la Salud, OMS, que determinó que la vejez no es una enfermedad, escribió su artículo de 200 palabras y lo tituló ‘Vejez Libertaria’ en el que rinde un tributo a todos sus contemporáneos y en el que compara a esta etapa de la vida como el ascenso a una montaña, en el que a medida que vas subiendo se va ampliando el horizonte.

A continuación, una foto de Gloria Hernández luego de ser premiada por Centro Día de Usaquén.

Centro Día Usaquén
En el Centro Día de Usaquén Glorita encontró el apoyo para salir de la crisis generada por la pandemia del COVID. Foto: Integración Social

 

“Tuvo que venir algo tan dramático como la  COVID-19 para decir, ¡oye!, las personas mayores también tienen espacio y pueden hablar y las podemos escuchar, porque eso es lo más importante, que nos escuchen y a la vez que nosotros aprendamos a escuchar, porque es transmitir toda esta sabiduría”, asegura la novel escritora, también aficionada a la literatura y la música rusa, que conoció a través de su padre, en particular a Tchaikovsky. “De Tchaikovsky me gusta mucho la que hizo de la revolución bolchevique, en 1912. Todo lo de la guerra en Siberia. Se mete uno tanto que parece que estuviera allá con esa gente sufriendo una guerra. El frío tan tenaz lo siente uno en las cuerdas de los violines”.

"Hay que romper los imaginarios que hay sobre la vejez"

Para Lorena Hernández, referente del proyecto Vejez “Gloria Hernández es de las personas comprometidas, líder social por naturaleza y dinámica que se inclina por la poesía, el tema ambiental y las artesanías. Ella ingresó a los servicios de la Secretaría de Integración en los que trabajamos el empoderamiento de los derechos y se invita a las personas a que potencien y descubran su autonomía e independencia, que rompan los imaginarios que hay sobre la vejez; es así como ella, con las herramientas que se brindan, gana el premio de la Vejez Libertaria”. 

En seguida, una foto de la medalla entregada a la ganadora del concurso Una Vejez Libertaria.

Medalla de premio literario
Medalla que recibió Gloria Hernández por ser la ganadora del concurso literario. Foto: Integración Social

Ese premio lo tomó como un reconocimiento “a los viejos, a las viejas”, que piden sean respetados y para que todas esas memorias, esas vivencias y esa sabiduría que tienen guardadas no se queden en un baúl, sino al contrario, que las saquen y sigan escribiendo.

Por eso, cuando ve a su nieto en su cuarto, encorvado frente al computador de 6 a 8 horas, "que le va dejando su espaldita anquilosada, sus articulaciones tiesas, pérdida de la visión, y poco disfrute del verde de la naturaleza", se preocupa y por ello alienta a las nuevas generaciones a no esperar a tener 60 o 70 años para decir ahora sí nos vamos a cuidar. “No, es desde ya, porque si no lo hacen…”, termina dejando en suspenso su premonición.

“Somos historia y memoria, guardianes de una cultura en riesgo, que requiere comunicación intergeneracional, saber escuchar, preguntar, analizar, para aprender a vivir en permanente cambio, proteger y ejercer la libertad de tomar decisiones para un buen vivir”. Fragmento de Vejez Libertaria, Gloria Hernández.
 

Aquí el texto Vejez Libertaria escrito por Gloria Hernández