Por: John Fredy Cortés
Mauricio Lozano Delgado es un bogotano de 54 años que por el coletazo de la pandemia causada por el COVID-19 en el 2020 cayó en la quiebra económica.
Después de ser un próspero agente inmobiliario, de ser comisionista de finca raíz, que se movía y trabajaba entre Cali, Ibagué, Villavicencio y Bogotá, llegó a vivir y a dormir en las calles de nuestra ciudad sin un peso en el bolsillo.
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Cuenta con nostalgia que cuando inició la pandemia hace 3 años falleció su padre, un golpe emocional para él y, más fuerte aun, cuando los médicos le diagnosticaron un cáncer de próstata que lo dejó en silla de ruedas.
Dice que los ahorros que tenía para pasar las ‘vacas flacas’ quedaron en ceros y que tuvo como alternativa la calle porque del hotel donde vivía en el centro de la ciudad lo desalojaron. Aunque reconoce que nunca fue ciudadano habitante de calle, le tocó vivir en ella durante varios días por pura necesidad.
“Yo estoy en mi silla de ruedas, estando en la calle, y se estaciona frente a mí una camioneta blanca con logos de la Alcaldía de Bogotá, ofreciendo comida, cosa que hasta el momento no entendía debido a mi desesperación”, dice Mauricio, quien con voz pausada cuenta detalladamente su historia.
Y agrega: “De todas maneras, yo acudí a esa brigada y les dije que tenía sueño, hambre, necesidades y que quería bañarme. Ellos deciden (el equipo de la Secretaría de Integración Social) en prácticamente tres horas llevarme al Servicio de Desarrollo Integral y Diferencial para Población Habitante de Calle y en Alto Riesgo de Estarlo – SEDID”.
En el lugar Mauricio fue incluido en el Sisbén que es el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales y es afiliado a la EPS del Distrito, Capital Salud, para comenzar con su tratamiento contra el cáncer.
El señor Lozano Delgado relata que en el SEDID de la localidad de Puente Aranda recibe alimentación, alojamiento, baño, talleres, asistencia terapéutica y está próximo a obtener la ruta laboral, para renacer de las cenizas como el ave fénix.
“Yo la verdad conocía algo de estos programas ofrecidos por el Distrito, pero vine a conocerlos de cerca estando aquí. En verdad si no hubiera sido por estos proyectos de la Alcaldía Mayor yo estaría en otra situación muy distinta”, dice Mauricio quien agradece que el Distrito tenga este tipo de programas para personas con situaciones como la de él.
Antes de llegar Mauricio al SEDID de la localidad de Puente Aranda y de conocer de cerca sus servicios, vivía de la caridad, “Me tocó pedirle ayuda a chanceros, habitantes de calle y extranjeros para poder sobrevivir”.
“Yo estoy supremamente agradecido con la Secretaría de Integración Social, con el SEDID y con la Alcaldía Mayor de Bogotá porque ha sido mi todo y han estado conmigo en estos tiempos difíciles”.
Lo que viene para Mauricio es renacer, evolucionar, trabajar y sentirse productivo. A corto plazo piensa incursionar de nuevo en lo que sabe hacer –en su profesión de agente inmobiliario–.