Así es el Cementerio Británico de Bogotá, donde los difuntos no son colombianos

13·FEB·2019
Cuando se le menciona a los capitalinos este camposanto quedan desubicados, lo cierto es que hace parte del conjunto funerario del barrio Santa Fe.
Muro del Cementerio Británico sobre la calle 26, contiguo al Cementerio Central.
Por razones de seguridad las visitas no estás permitidas al Cementerio Británico.

Únete a nuestro canal de noticias en WhatsApp

En la calle 26, en sentido de occidente a oriente, está el Cementerio Central con sus paredes color crema y su imponente fachada protegida por el dios del tiempo, Chronos. Justo al lado hay una misteriosa pared de ladrillos, adolece de un letrero que enuncie lo que resguarda.

Pues detrás de ese muro que, por cierto, delata bastantes años de construido, se encuentran los restos de cientos de británicos que en vida llamaron a Bogotá su casa, se trata del Cementerio Británico. “¿Hay un Cementerio Británico?”, es la pregunta que muchos se hacen cuando lo mencionan.

Sí, Bogotá tiene un Cementerio Británico y es más antiguo que el camposanto vecino que acoge a la mayoría de presidentes de la República. En el 2006, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (Idpc) compiló la ‘Guía de los Cementerios Británico, Alemán y Hebreo’, allí se desentrañan los misterios que encierra este lugar.

Un poco de historia

En 1825, el General Francisco de Paula Santander entregó unos terrenos en Zipaquirá al gobierno británico para que enterraran los restos de los miembros de la Legión Británica que participaron en la gesta libertadora de Colombia. Por encontrarse retirados de la ciudad, 4 años después fueron reubicados en el sector de San Diego, hoy la calle 26 con carrera 20.

William Turner, ministro representante de la corona británica en la Nueva Granada, adquirió los terrenos y los dejó a cargo de Patrick Campbell. Las obras de adecuación fueron financiadas con recursos donados por ingleses que residían en Colombia.

Tras el portón negro y la pared de ladrillo que se ve desde la calle 26 están las tres zonas que conforman el Cementerio Británico. En la primera está la antigua casa administrativa, luego sigue un patio verde, donde aún hoy se sigue celebrando en noviembre el Día del Recuerdo, fecha en la que los ingleses recuerdan a los caídos en la Primera Guerra Mundial. 

Enseguida está la sección de criptas, las encierra una reja hecha de antiguas bayonetas y fusiles que pertenecieron a los miembros de la Legión Británica. La tumba más vieja que tiene el Cementerio Británico es la de William Duffin, que fue enterrado el 4 de junio de 1830.

Allí también reposan los restos de Manuel Paniagua, el primer colombiano que se convirtió al protestantismo. Porque esa es otra de las particularidades del cementerio británico: que representa las primeras prácticas religiosas distintas al catolicismo que llegaron al país.

¿Y del acceso?

Lastimosamente los secretos del Cementerio Británico quedarán celosamente guardados tras su portón negro, pues no están permitidas las visitas. “Nos sugirieron habilitar un horario, pero por seguridad no lo vamos a hacer. Una o dos veces al año roban un pedazo de alguna lápida”, le dijo Peter Simon al periodista Sergio Rodríguez de la Revista Arcadia en 2017.
 
Simon es un inglés que, junto al embajador del Reino Unido, un colombiano y otros dos británicos integran la junta que administra el Cementerio Británico. Como parte de sus tareas debe decidir si alguien puede ser enterrado o no allá. El único requisito es ser ciudadano de Gran Bretaña.

“Constantemente timbran en el portón preguntando por el precio de un pequeño lote”, subraya el vigilante del Cementerio Británico a Arcadia. No falta quienes aspiran a ser enterrados entre los ‘gringos’.