La salud mental es un tema que ha tomado relevancia durante este 2020 por la pandemia y sus efectos sobre las vidas de las personas, más allá de las evidentes afectaciones sobre la salud física. Es por ello que, ante la temporada de celebración navideña, se considera importante pensar en este asunto ante las restricciones que las familias deben mantener para evitar los contagios de COVID-19 y las patologías, enfermedades o situaciones que pueden requerir especial atención de cada uno de sus miembros.
Preocupación, nerviosismo, cansancio, irritabilidad y dificultad para dormir son las emociones que se destacaron con más recurrencia en la encuesta de salud mental practicada por el DANE entre los meses de julio y agosto, estas como consecuencia de la incertidumbre que ha dejado este difícil momento para la humanidad: el futuro es incierto a pesar del surgimiento de vacunas y un mayor conocimiento y aceptación de las medidas de prevención. El distanciamiento social ha sido un factor determinante en la separación de los lazos familiares y la crisis económica hoy genera mucha inquietud entre los jefes de hogar.
Entrevistamos al doctor Miguel Sabogal García, médico psiquiatra y presidente la Asociación Colombiana de Salud Mental, quien trabaja para la Subred Norte de Bogotá; a quien le consultamos sobre los principales motivos de consulta en la ciudad y las consecuencias que ha traído este año tan difícil para todos en la salud mental y emocional.
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Portal Bogotá: ¿Por qué es importante la salud mental?
Dr. Miguel Sabogal: La salud mental es muy importante y ha sido la base del desarrollo de varias culturas. En Canadá, hace más de 100 años definieron la salud mental como uno de los pilares para su desarrollo y hoy en días es una sociedad muy próspera y con una estabilidad económica muy superior a algunas potencias mundiales. La salud mental tiene mucho que ver con el desarrollo de la sociedad, porque determina la manera como nos entendemos y trabajamos los ciudadanos en la diferencia, lo cual es el canal para la innovación, por ejemplo.
PB: ¿En Colombia sí hay interés en proteger la salud mental de los ciudadanos?
DMS: Es un tema que ha venido cobrando importancia en la agenda púbica. Debemos procurar que haya bienestar mental y físico porque ambos van de la mano: no hay salud física sin salud mental. Existen cerca de 53 enfermedades mentales y 200 situaciones psicológicas por las que un ciudadano podría requerir orientación profesional, es un problema muy amplio. Existe un conocimiento muy superficial al respecto y hay personas que todavía se resisten a considerar que la salud mental se puede afectar en algún momento de sus vidas.
PB: ¿Cuáles son los principales motivos de consulta que se ven a diario en Bogotá?
DMS: Las patologías más frecuentes son la depresión, los trastornos de ansiedad, trastornos del sueño, adaptativos, de personalidad y por consumo de alcohol y sustancias psicoactivas.
En cuanto a las “situaciones”, que no son “enfermedades”, una de las más frecuentes son las relaciones de pareja: las disfunciones que requieren orientación para llevar de manera más sana la convivencia o las pautas de crianza, pues cada persona cría a sus hijos de la manera que considera correcta porque no existe un código social para eso, lo cual hace que las parejas entren en conflicto, generando una afectación para el niño y los padres.
Los hábitos del sueño o la higiene del sueño son otro motivo importante, pues hay mucho desconocimiento de cómo funciona el cerebro y cómo debemos cuidar nuestro sueño, este es un síntoma que puede terminar desencadenando enfermedades graves como depresión, trastorno de ansiedad, esquizofrenia… que son patologías para las que algunas personas están genéticamente predispuestas.
PB: ¿Cómo se puede explicar la predisposición genética a ciertas enfermedades mentales?
DMS: Muchas de las enfermedades mentales mayores tienen un sustrato biológico, pues existen alteraciones funcionales en el cerebro que determinan patologías mayores, que pueden ser la depresión endógena, los trastornos de ansiedad de origen genético, la esquizofrenia o el trastorno afectivo bipolar, de las cuales se hereda la predisposición a desarrollarlas.
Por ejemplo, si hubo dos abuelos en ambos lados de la familia con trastorno bipolar, es probable que la mayoría hereden la enfermedad pero en diferentes grados. Si una persona lo hereda en un 5 %, es probable que nunca lo vaya a desarrollar, pero lo puede transmitir a sus hijos o nietos.
Si lo hereda en un 15 % o 20 %, puede que lo desarrolle dependiendo de cómo sea su calidad de vida; ahí es donde se explica, por ejemplo, cuando una persona tiene malos hábitos de sueño y este activa una enfermedad mayor. Lo mismo pasa con otros hábitos como el consumo de licor o drogas.
Cuando hay una penetración genética muy alta, la enfermedad se desarrolla con mayor facilidad y puede aparecer en la niñez.
PB: Existe la creencia popular de que la salud mental es un tema nuevo, de la que surgen afirmaciones como “los jóvenes de ahora se deprimen”. ¿Cuál es la respuesta desde la medicina a estas opiniones?
DMS: Las enfermedades mentales siempre han existido, solo que ahora se estudian y se entienden mejor. Antes se les daba una explicación mágica; por ejemplo, que habían posesiones de espíritus o brujería de por medio, eso pasa todavía en Colombia.
Hay algo que es clave para entender el problema de las generaciones recientes, y es que anteriormente las familias eran más unidas, había más dedicación a la crianza. Ahora los cuidadores son el internet, la televisión y los videojuegos porque mamá y papá están trabajando. Otro factor es la desintegración familiar, pues hay muchos niños que crecen con ausencia de alguna de las dos figuras o incluso de las dos, lo cual crea una generación más débil en recursos psicológicos.
PB: ¿Cómo afectan las “situaciones” psicológicas en la relación de pareja a los padres y los hijos?
DMS: En el caso, por ejemplo, de la violencia familiar hay que hacer un abordaje desde diferentes perspectivas, una de ellas tiene que ver con las pautas de crianza para evitar que la siguiente generación no perpetúe esa violencia. Otra tiene que ver con la escogencia de la pareja, para lo que no hay una educación familiar al respecto y termina siendo algo escogido totalmente al azar. Hay que preparar a los hijos para que sepan elegir a la pareja: qué cosas necesitan de esa persona para ser felices y llevar una vida productiva y cuáles no permitirán porque afectarán su propio bienestar o estabilidad emocional.
PB: ¿Cuáles son los consejos para que los padres eviten el conflicto respecto a las pautas de crianza?
DMS: Lo primero es que deben crear acuerdos sobre cómo van a criar a sus hijos, lo segundo es que demuestren unanimidad ante ellos, no deben enviar mensajes diferentes porque los niños o adolescentes pueden manipular esa situación. Tercero, los límites, castigos o recompensas deben ser unánimes, eso confunde a los menores.
PB: ¿Qué se le debe garantizar a un niño para que tenga una buena salud mental en el futuro?
DMS: Su alimentación es muy importante porque es el sustrato que garantiza su desarrollo y esta debe garantizarse desde que está en el vientre. Hay que trabajar mucho en la educación de neurociencias para padres, educadores o cuidadores, porque si saben qué esperar en el desarrollo de cada una de las etapas de primera infancia, podrán adelantarse y prevenir, por ejemplo, patologías más graves que se pueden desarrollar en la adolescencia.
PB: ¿Cómo ha afectado la pandemia la salud mental?
DMS: Antes de que empezara la pandemia ya teníamos un problema gravísimo de salud mental en el país. Las cifras siguieron siendo altas. Por ejemplo, el consumo de alcohol: todos creímos que con el cierre de bares y discotecas se iba a disminuir, pero lo que sucedió es que se incrementó en las casas y los domicilios se dispararon; con el agravante de que al tener las bebidas en la casa se ponen al alcance de los adolescentes y de los niños.
PB: ¿Cuáles han sido los efectos del confinamiento sobre la salud mental?
DMS: Tener a las personas confinadas durante tanto tiempo produjo mucho daño en su salud mental. Hay muchos casos de depresión, ansiedad, trastornos de sueño y enfermedades que se activaron. No hay estadísticas precisas, pero la ocupación de clínicas y demanda de los pacientes sí es evidente.
Las repercusiones superarán la pandemia y serán a largo plazo por factores económicos, la economía influye mucho en la salud mental porque cuando está mal en el nivel doméstico, genera estrés permanente y altera los patrones de sueño. La nutrición, que tiene una relación estrecha con ésta y con el desarrollo emocional de los niños, también se ha visto muy afectada, pues hay familias que pasaron de tener tres comidas al día a solo una.
PB: ¿En qué grado puede afectar a una persona el no estar cerca a sus familiares en épocas como diciembre?
DMS: Ese es un tema muy importante. Es un precio muy alto que hemos pagado como sociedad. Si bien, la pandemia nos ha dado tiempo para reflexionar y resignificar las cosas, por ejemplo en el trato hacia las personas mayores. En muchas familias ha habido un acercamiento a través de medios digitales con ellos. Tenemos que adaptarnos para que esos encuentros familiares se den de manera segura, por ejemplo, usando las herramientas digitales o bajo estrictos protocolos de bioseguridad.