Como parte de la celebración de la Semana Distrital de Protección y Bienestar Animal, se realizó una jornada de “Huellitas de la Calle” en la localidad de Kennedy, que consistió en brindar atención medico veterinaria gratuita a los animales de compañía de habitantes de calle del sector.
La actividad contó también con la presencia de miembros de la Secretaría de Integración Social, quienes brindaron servicios de atención integral y psicosocial a los habitantes de calle y les entregaron elementos de aseo y autocuidado, ropa y alimento.
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“Huellitas de la calle”, una iniciativa que también promueve el nacimiento de agentes de cambio
El impacto que ha generado el programa “Huellitas de la calle” en Bogotá, va más allá de brindar atención veterinaria a los animales de habitantes de calle, pues también vela por la defensa de sus derechos, protege y mejora la calidad de vida de estas especies.
Estos encuentros han logrado que los habitantes de calle se conviertan en agentes de cambio que a través de la práctica del voz a voz, promueven la importancia de tratar con respeto a los animales.
Natalia Parra, subdirectora de cultura ciudadana y gestión de conocimiento del Instituto de Protección Animal, nos da un poco más de contexto acerca de la esencia del programa en el siguiente audio:
Según datos del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal, en lo corrido de 2020 se han realizado 39 jornadas de “Huellitas de la calle” en los sectores priorizados de Bogotá, donde hay mayor registro de habitabilidad en calle, y a través de las cuales se han atendido a 192 animales.
La historia de José Francisco y sus animales de compañía
“Yo soy de Colombia, de todas partes del país, no tengo fronteras, no tengo banderas. Mi familia son mis perros, hermanos que he encontrado por el camino y que me acompañan a recorrer las calles”, asegura, José Francisco García, un habitante de calle que lleva sorteando el destino desde hace dos años en la capital.
Bajo un puente peatonal ubicado en el área del humedal Tingua Azul, en la localidad de Kennedy, habita temporalmente José Francisco en compañía de 11 perros criollos, cinco hembras y seis machos, una carreta de reciclaje y un colchón.
Sus orígenes son campesinos. Viene del municipio Candelaria, en el Valle del Cauca, y por motivos difíciles de su pasado, desplazamiento y pérdida de sus hermanos, terminó involucrado en el consumo de sustancias psicoactivas que, en sus palabras, lo tienen atado a una dura realidad de la cual no ha podido salir.
Desde que inició su vida nómada y de recorrido por las calles de varias ciudades colombianas, ha contado con la compañía de caninos criollos que ha encontrado en el camino. Alguna vez llegó a convivir hasta con 49 perros.
Por donde va, se ha valido de la ayuda ciudadana para conseguirle alimento y manutención a sus animales y tiene conocimientos de reciclaje que ha adquirido a través de encuentros con miembros de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, UAESP.
Cuando habla de sus perros se desborda de emoción, pues sus lágrimas lo confirman y asegura que ellos son su compañía, sus hermanos y motivación. A cada uno le tiene nombre e historia.
Amadeus, Sam, Aries, Zafir, Zeus, Triplichín, Shaila, Yeika, Vainilla, Golondrina y Guardiana, no se separan ni un segundo de José Francisco. Son su sombra y su luz.
¡Una visita inesperada!
A pocos metros del puente peatonal donde habita José, se ubica el salón comunal Boitá II y para su sorpresa, miembros del Instituto Distrital de Protección Animal y de la Secretaría de Integración Social, llegaron a su cambuche, como él lo llama, a invitarlo a ir al lugar para ofrecerle servicios gratuitos y de atención a sus animales de compañía.
José Francisco no se hizo de rogar y de inmediato emprendió el camino hacia el salón comunal junto a sus 11 animales.
Cuando llegaron al lugar, fueron recibidos por un equipo de veterinarios, voluntarios de empresas veterinarias aliadas, y de miembros del Instituto y de la Secretaría de Integración Social.
Así vivió la jornada de atención veterinaria gratuita
El primer paso, por supuesto, fue hacerle a cada uno de animales de José Francisco, una completa sesión de baño, corte, secado, peinado de pelo y arreglo de uñas.
José Francisco se remangó su camisa y hasta le ayudó al funcionario encargado a sostener a cada perrito para que el proceso de baño fuera más sencillo. Jaime es uno de los voluntarios de la Clínica Raza, entidad aliada que presta el servicio gratuito de peluquería en las jornadas de “Huellitas de la calle”.
Luego del baño, los animales son revisados por el veterinario, quien verifica el estado físico y de salud de los caninos, les toma signos vitales, revisa el estado del pelaje, piel, oídos, ojos y demás chequeos necesarios para determinar si es necesario hacer un tratamiento especializado.
“Prestamos servicios de valoración medico veterinaria a los animales de habitantes de calle, hacemos desparasitación interna y externa, administramos antipulgas, o medicamentos si hay algún animal que se encuentre enfermo. También respondemos dudas a los tenedores sobre nutrición, vacunación y cuidado que deben prestar a los animales para mantenerlos en buen estado”, explicó Fernando Gamba, veterinario del Instituto de Protección Animal.
Además, los animales pueden acceder al servicio de esterilización si su tenedor lo permite, proceso que no solo sirve para hacer control de población, sino que previene la aparición de enfermedades futuras como tumores testiculares en los machos y uterinos y mamarios en las hembras. También evita la transmisión de enfermedades infecciosas virales como leucemia o inmunodeficiencia.
José Francisco no se animó esta vez a que esterilizaran a algunos de sus animales de compañía, en parte por su desconocimiento frente al tema y porque le daba temor de que alguno de ellos se complicara después de la cirugía. Sin embargo, recibió asesoría e información acerca de los beneficios que trae esta práctica para sus caninos y aseguró que en una próxima jornada accederá a recibir el servicio.
A su vez, él también recibió atención por parte de miembros de Secretaría de Integración, quienes le brindaron asesoría sobre los servicios a los que puede acceder, le brindaron acompañamiento psicosocial, pudo tomar un baño, recibió un kit de aseo personal y protección, ropa y refrigerio.
“Estoy muy agradecido por el acompañamiento y atención que me brindaron y sobre todo por los cuidados que le dieron a mis animales. Me parece excelente que existan estos programas de atención para nosotros los que habitamos las calles y para nuestros animales, porque muchas veces no tenemos la capacidad económica para mantenerlos bien cuidados y alimentados”, fueron las palabras de José al terminar esta jornada sorpresiva y que le alentó a reflexionar sobre la necesidad de iniciar un proceso de desintoxicación.