''Hola buenos días, mi nombre es Jhoulin. Bienvenidos a ‘Nación Hip Hop Colombia, un ritmo y una cultura'. Acá en esta exposición vamos a encontrar los 5 elementos del hip hop en Colombia los cuales son: el conocimiento, los djs, el breakdance, el rap y el grafiti''.
Esta es la presentación que por estos días hace a la entrada del Museo Nacional, en Bogotá, Jhoulin Olarte, una beneficiaria del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud, Idipron, que luego de capacitarse como voluntaria hoy trabaja como mediadora en el marco de la exposición dedicada al hip hop.
''El profe Leonardo, de Idipron, tenía un contacto en el Museo Nacional e ingresé a hacer un voluntariado de casi 10 meses. Nos enseñaron museografía, curaduría y mediación. A mí me gustó mucho la mediación, que consiste en explicarle y contarle al público que va al museo sobre las piezas y objetos que hay en este'', cuenta la joven de 23 años con una voz de tintes juveniles, casi infantiles, pero firme.
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''Hice un curso adicional de mediación y gracias a eso me gradué el 10 de diciembre del año pasado como mediadora'', agrega.
A continuación, el video de Jhoulin como mediadora en el Museo Nacional.
Justo en ese curso tuvo como instructor a Jhon Cepeda, quien también es profesor de música del Conservatorio Javier Nicoló del Idipron y quien sabía que ella venía adelantando un proceso en la llamada Esquina redonda del antiguo Bronx. ''Yo soy el curador de la exposición y propuse a Jhoulin porque a ella le gusta el tema del hip hop y también por ser una chica del Idipron''.
A continuación, el tuit del Idipron sobre la exposición en la que participa como mediadora la joven Jhoulin Olarte, que hace parte de los programas de la entidad.
El @museonacionalco le abre las puertas a la cultura urbana: más de 700 personas asisten diariamente a la exposición #NaciónHipHop: Colombia al ritmo de una cultura en la que participan las y los jóvenes del colectivo "Rimas en Paz" del @idipronbogota
— IDIPRON (@idipronbogota) January 25, 2023
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El 1 de enero de 2023, Jhoulin -nombre que le puso la mamá por ‘una canción de su época’ ('Jolene' de Dolly Parton, 1973)- debutó como mediadora. ''Estaba muy nerviosa porque soy una persona muy tímida y me cuesta mucho abrirme a las personas, pero puse y pongo mi mejor energía porque sé que, de una u otra manera, es una oportunidad que me puede cambiar la vida'', recuerda.
Conoce aquí más detalles sobre la exposición 'Nación Hip–Hop: Colombia al ritmo de una cultura'.
Orgullosa viste la chaqueta vinotinto de mediadora del Museo Nacional
Ese día también pudo lucir la chaqueta vinotinto, que distingue a los mediadores y con la que había soñado desde que empezó el voluntariado en el Museo Nacional. ''Sentí satisfacción porque había logrado una meta. Yo le decía a mi profesor de voluntariado y a mi mamá que me visualizaba con la chaqueta vinotinto, y hoy día tengo esa chaqueta. ¡Por fin lo logré!'', dice emocionada.
Superado el miedo inicial, Jhoulin ahora se mueve con soltura por las salas de la exposición, mostrando su conocimiento de la cultura hip hop, a la que llegó desde los 10 años gracias a los compañeros de colegio que escuchaban rap.
''A mí me gustaba mucho llamar la atención y empecé haciendo grafitis y luego me puse a cantar, pero por temas de confianza en mí dejé eso aparte y empecé con el breakdance, pero iba creciendo y todo ya me daba como pena. Entonces dejé eso a un lado y el año pasado comencé a hacer eventos de hip hop'', dice la joven que, además gusta de la lectura y de montar en bicicleta, tanto que su última expedición fue hasta Acacías, en el Meta.
Un recorrido por el hip hop colombiano
La exposición del Museo Nacional -de martes a domingo-, tiene registros fotográficos, afiches, piezas artísticas, ropa de la época, vinilos, equipos, contestadores y latas de grafitis. A esto se suman varias actividades lúdicas que se hacen en los talleres. Una de ellas, la del vinilo en la que se plasman las cinco etapas del hip hop: años 80, breakdance; 90, el rap hecho en casa, La Etnia y Hip hop al Parque; en los 2000, los djs y el tornamecismo, y en el 2010, el grafiti.
Aquí una foto de la exposición que ha sido muy exitosa entre los jóvenes.
''Hay actividades para el breakdance; en rap, para hacer rimas; otra para que los djs hagan sonidos, y una que se llama 'Identitag', en la que con taps podemos hacer una representación de nuestra identidad. Hacer los taps es lo que más le gusta a la gente, es escribir en letra grafiti, que tiene varios tipos'', reseña.
Es un trabajo que ha tenido una gran acogida entre todos los asistentes que han colmado la exposición, programada en principio para terminar en febrero, y que ahora se extenderá hasta abril. Entre 600 y 700 personas acuden cada día, cifra que se incrementa los fines de semana.
''Me ha tocado trabajar duro, pero es muy chévere porque la gente se quita los estereotipos que tiene hacia la cultura del hip hop. No piensan en ñeros, en viciosos, sino que piensan que hay algo diferente. Va gente de todas las edades: desde niños, muy pequeños, queriendo bailar break dance hasta adultos mayores, que también hacen parte de la cultura y un poco de su historia''.
Ella tiene liderazgo
Una historia que, en el caso de Jhoulin, ha sido marcada por sus vivencias en la calle, que conoció desde pequeña y aunque no fue habitante de ella, sí compartió con muchas personas que lo hicieron. Por eso, para ella, una de sus metas hoy en día es poder ayudarlas. ''Me mantenía en esos ámbitos y veía lo difícil que era para esas personas salir de esas situaciones; entonces siempre me ha gustado ayudar y poderle cambiar la vida a las personas'', sostiene.
A continuación, una foto de Jhoulin en un trabajo con jóvenes en la calle.
''Ella tiene liderazgo, mucho liderazgo. En la estrategia Cultura Ciudadana sus compañeros la siguen porque es muy propositiva, por ejemplo dice: ‘hagamos este taller’. Tiene gran liderazgo'', reitera el profesor Cepeda.
Los perros y los gatos también son su preocupación
En su amplio corazón también hay espacio para la bondad con los animales, pues desde hace ocho años los rescata de la calle y por medio de una especie de fundación, o refugio como ella la llama, ha recogido cerca de cuarenta perros y gatos a los que ha curado y reubicado en distintos hogares.
Mira la foto de Jhoulin al lado de su perra Pandora.
Un amor por los animales plasmado en su cuerpo, pues uno de los diez tatuajes que tiene está dedicado a Pandora, uno de los dos perros y los dos gatos que comparten su vivienda en Bosa, donde vive con su mamá y su hermana.
Gracias a Idipron, la joven amante del arte y la cultura urbana también terminó su bachillerato e hizo un curso de carpintería, otras de sus pasiones. ''En el taller de carpintería descubrí como mi creatividad en un momento que me sentía muy estancada en todo el sentido de la palabra. Idipron fue una oportunidad para conocerme y poder hacer o buscar lo que me gustaba'', agradece.
Tras salir de su zona de confort y derrotar sus miedos, hoy Jhoulin asegura que todos sus días son de aprendizaje y con la sabiduría de un adulto agrega: ''Agradecida siempre, tanto por las cosas malas como por las buenas porque de todas aprendemos y yo llegue al Museo fue a eso, a aprender y ser una mejor persona''.
Con esa actitud espera muy pronto organizar sus cosas, tener estabilidad económica y concretar su gran meta: estudiar trabajo social en la universidad para seguir ayudando, inspirada en una frase que se tatuó en la cabeza, pero que ya no se le puede leer porque la tapan las trenzas que usa para evitar que el cabello le caiga en la cara: ‘Siempre hay un motivo para seguir adelante’.