Con la llegada del COVID-19 se aceleró aún más la digitalización de servicios en nuestra cuidad, pero no hay que perder de vista los espacios físicos de las bibliotecas que componen la Red Distrital de Bibliotecas Públicas, Biblored, donde se desarrollan actividades para leer, aprender, y compartir en Bogotá.
Así lo expone Fernando Galindo en su columna de El Tiempo, 'Las bibliotecas, la pandemia y el sueño de la equidad', donde señala que "es extraordinario el número de actividades que realizan, la cantidad de talleres, conferencias, encuentros, toda una serie de recursos que están al alcance de cualquier ciudadano para que su formación no se detenga".
Alfabetización para la infancia, la juventud y para los adultos mayores; clubes de lectura, talleres de narrativa y muchas otras iniciativas, se llevan a cabo en las bibliotecas de Biblored, que son elogiadas por el columnista por ser espacios donde los ciudadanos pueden cultivar su conocimiento:
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"La red de bibliotecas enseña algunos de los lugares más bellos de la ciudad, con jardines e incluso huertos. Y por supuesto está la colección los libros, donde las más de veinte bibliotecas de la ciudad están conectadas entre sí para que el lector tenga en sus manos ese libro de Flannery O’Connor que tanto añora leer… y que arranca a su encuentro desde la esquina opuesta de la ciudad".
En la publicación también se destaca la biblioteca Gabriel García Márquez, en la localidad de Tunjuelito, donde taladros, cámaras, microscopios y una impresora 3D, le dan vida al laboratorio LABCO.
"La red de bibliotecas (BiblioRed) contribuye a fortalecer los vínculos entre los miembros de la comunidad, ya sea en la Virgilio Barco, la favorita de quien escribe, o en la Biblioteca pública La Peña, ubicada la localidad de Santa Fe, en los cerros orientales de la ciudad", puntualiza.
Biblioteca Digital de Bogotá
En el 2020 la pandemia llegó a la ciudad imponiendo la necesidad de confinarnos para evitar las olas desmedidas de contagios que colapsan el sistema hospitalario. Dentro de estas medidas estrictas, las bibliotecas cerraron y los bogotanos tuvieron que cambiar la manera como accedían a los libros, la cultura, el conocimiento y todo lo que contienen las páginas de papel.
Pero el cambio ya venía estructurándose un año atrás cuando, finalizando el 2018, se lanzó la Biblioteca Digital de Bogotá, una estrategia que pasó de los pasillos atiborrados de libros y el acto ritual de buscar un espacio silencioso para leer, a ofrecer el mismo contenido en un formato web, con buscadores avanzados y miles de opciones ajustadas a las necesidades individuales de quienes consultan.
Esta iniciativa se fortaleció con el tiempo y se consolidó como una de las mejores oportunidades para acceder al conocimiento de manera organizada y con una amplia oferta de títulos bibliográficos y medios como el video para enseñarles a los lectores y usuarios nuevos formatos del mundo digital.
Durante la pandemia, la oferta fue más amplia y abordó temas como las guías para hacer podcasts y fanzines.
Además de enriquecerse con títulos y nuevos contenidos, ahora la Biblioteca Digital de Bogotá llega a la ciudadanía en el sistema TransMilenio, permitiendo acceder a algunos de sus libros mediante códigos QR que los ciudadanos pueden hallar en la infraestructura del transporte público.
Cada paso en el mundo digital es un avance importante en la universalización del conocimiento.
Han sido tiempos difíciles, no cabe duda, pero también de grandes aprendizajes: hay que universalizar el conocimiento, que es el mundo mismo a nuestro alcance a través de las bibliotecas que ahora crecen en un nicho digital.
No resultará muy difícil cambiar el hábito y el ritual para leer porque, en esencia, seguirá siendo lo mismo. La biblioteca es más que el espacio: es el orden, la clasificación, la orientación, el hábito. Es hallar lo que buscamos en algo tan inmenso como una estructura o un servidor, donde el concepto de espacio se diferencia en unidades de medida: metros cuadrados o bytes.