A la plaza La Santamaría parece no afectarle el tiempo, aún se mantiene intacta luego de 88 años de historia.
Este escenario ha sido testigo no solo de encuentros taurinos o ‘fiesta brava’ como le denominan los taurófilos, ese fue el propósito de su construcción, sino que ha sido un lugar de encuentro en donde han confluido la opinión pública en momentos coyunturales del país, los animalistas, las escenas artísticas y ciudadanos en general.
Según la historia, a mediados de 1928, el prócer y ganadero don Ignacio Sanz de Santamaría comenzó a idear las obras de lo que en su pensamiento sería una gran plaza monumental y para hacer su sueño realidad, destinó casi toda su fortuna.
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El 8 de febrero de 1931 se inauguró esta obra que contó con la presencia del presidente del momento, don Enrique Olaya Herrera y toreros llegados de España.
Cada localidad tenía un costo que variaba entre los 3,30 y 2,50 pesos para los ilustres o 50 centavos para el común que quisiera ubicarse en el puesto sol alto. La plaza contaba con una capacidad cercana a los 15.000 asistentes. Bogotá era una ciudad en la que habitaban 300.000 personas, este era el espectáculo de la época.
Años después el fundador, don Ignacio Sanz falleció, luego de declararse en quiebra por la mala situación económica mundial y por sus fallidos cálculos, pensaba que había fiebre de toros en la ciudad, pero lo que no habían eran fondos para que la gente asistiera.
En 1943 el sobrino de don Ignacio Sanz fue nombrado alcalde de Bogotá y se encargó de finiquitar los acabados que hacían falta para reinaugurar la plaza. En los años posteriores la plaza fue retomando reconocimiento, varios empresarios se dieron cita en el anfiteatro y varios toreros importantes pasaron por el lugar.
En la actualidad, La Santamaría es administrada por el Instituto Distrital de Artes, Idartes.
A continuación, te presentamos cinco datos curiosos, que quizás no sabías sobre la historia de este recinto histórico, cultural y arquitectónico de Bogotá.