Por: John Marlon Rodríguez y Sergio Grandas Medina
El Parque de la 93, en la localidad de Chapinero, fue el escenario del ´Tawala Wayúu Fest´, durante el que se hizo un pacto simbólico por el cuidado y la preservación del agua, y en el que participaron el alcalde Mayor, Carlos Fernando Galán, y el secretario de Cultura, Recreación y Deporte, Santiago Trujillo.
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“El mensaje que hoy tenemos que tener claro todos los habitantes de Bogotá es el de cambiar nuestra relación con el agua, porque debemos ser conscientes de lo que implica su consumo, las ventajas de la reducción y la importancia de trabajar por la protección de las fuentes hídricas”, señaló el alcalde Galán.
El principal objetivo de este festival de arte urbano, que honra la identidad, la cultura y la diversidad de Colombia, y Bogotá, es resaltar a las mujeres Wayúu, por su resiliencia, responsabilidad, solidaridad, capacidad de trabajo y deseos de salir adelante con sus familias y su comunidad.
Para la versión 2024 se definió que el agua sería el elemento protagonista, por su necesidad para la supervivencia de los diferentes grupos poblacionales y étnicos que habitan los diversos territorios del país y la capital, razón por la cual se realizó un pacto simbólico para garantizar el compromiso con su preservación.
“Hoy nos conectamos con un elemento sagrado, el agua, que es la esencia de la vida, de la existencia; las mayores alegrías y las mayores tristezas serían imposibles sin lágrimas que son de agua, por eso hoy nos reunimos para honrar su pureza, poder y bondad”, aseguró Ruth Chaparro, lideresa indígena y directora de la Fundación Caminos de Identidad.
Por su parte, Luis José Redondo, indígena del pueblo Wayúu, confirmó que: “el agua es fuente de vida, purificación, renovación y sabiduría, nos guía por el camino de la armonía y el equilibrio, con este ritual esperamos corregir nuestro comportamiento con relación a ella y comprometernos a utilizarla bien, honrarla y hacerla respetar”.
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Finalmente, el mandatario de los capitalinos resaltó que Bogotá es una ciudad rodeada por páramos, las fábricas más grandes de agua del mundo, y nadie se imaginó que enfrentaría una crisis por su escasez. “A pesar de tener a Sumapáz, Chingaza y Guerrero muy cerca, hoy nos enfrentamos a una crisis por falta de agua en la ciudad, por eso el cambio con su cuidado y consumo no puede ser por unos meses, sino para siempre”, puntualizó.