Esta es la historia de los primeros ‘barrios’ de Bogotá

3·AGO·2017
En el año 1.774, el Virrey ordeno dividir la ciudad en cuatro cuarteles. Desde ese momento, la ciudad se dividió en cuatro partes....
Foto: Archivo de Bogotá
Foto: Archivo de Bogotá

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Con la consigna de los conquistadores de fundar y poblar, Gonzalo Jiménez de Quesada se propuso crear un asentamiento urbano donde las personas pudieran vivir en forma ordenada bajo un gobierno estable.

Cuenta la historia que hacia el oriente, al pie de los cerros, hallaron un poblado de indígenas llamado Teusaquillo,  cerca de la residencia de recreo del Zipa, provisto de agua, leña, tierras para sembrar y resguardado de los vientos por los cerros de Monserrate y Guadalupe.

Aunque no existe acta de fundación de la ciudad, se ha aceptado como fecha de fundación el 6 de agosto de 1538. La historia cuenta que aquel día el sacerdote fray Domingo de las Casas ofició la primera misa en una iglesia pajiza, levantada cerca de la actual catedral o del actual Parque de Santander. Se dice que ese día la región recibió el nombre de Nuevo Reino de Granada y el poblado se llamó Santa Fe.

Luego de la fundación se crearon cuatro parroquias, que serían algo así como los primeros barrios de la ciudad, llamadas: Santa Bárbara, San Victorino, Las Nieves y la Catedral. Las parroquias tenían jurisdicción religiosa y civil porque allí se administraba parte de la ciudad.

En el año 1.774, el Virrey  ordeno dividir la ciudad en cuatro cuarteles. Desde ese momento, la ciudad se dividió en cuatro partes y cada espacio se partía en dos barrios, de tal manera que se crean los primeros ocho barrios en Bogotá. El eje central era la calle 11 y la actual carrera Séptima o Calle Real.

Los primeros barrios que se crearon en la ciudad son: La Catedral, La Candelaria, Santa Bárbara, Egipto, Belén, Las Cruces, Usaquén y San Luís.

Para ese entonces en Bogotá habitaban cerca de 20.000 personas  y el Gobierno empezó a sentir preocupación por la cantidad de forasteros que habitaban la ciudad.

Por esta razón, el Virrey decreta que en cada barrio debía existir un alcalde, que tenía que cumplir las funciones de elaborar padrones de poblamiento o matriculas de vecinos (es lo que después se va a denominar censo), que servía para llevar un conteo de la población que vivía en la capital.

Cuando los ciudadanos cambiaban de vivienda tenía que registrase con cada alcalde en un cuaderno, donde se apuntaban las mudanzas que se realizaban y de esa manera se sabía quién habitaba en cada casa y cómo funcionaba la ciudad.