En el ambiente podía respirarse el aroma a vapor y aire caliente de las secadoras y planchas de cabello; se escuchaban risas, gritos y preguntas: “présteme una moña”, “¿cómo quedé, churra si o qué?”. También se sentía alegría, emoción y nervios. Uniformes naranjas se veían transitando de un lado a otro, llevando brochas de maquillaje, cintas y pinzas para el cabello. Este era el panorama a las 8:00 de la mañana en el pabellón Esperanza de la Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres. El motivo: hoy era día de graduación.
Después de dos meses de recibir clases virtuales, que iniciaron el pasado 04 de agosto, ya solo quedaban horas para que estas 12 mujeres recibieran su certificado en resolución de retos empresariales de la Universidad Sergio Arboleda, tras haber completado satisfactoriamente un diplomado virtual, y claro, después de superar una suspensión de actividades académicas ocasionada por la Covid-19.
Si bien las mañanas al interior de los patios de la Cárcel Distrital suelen estar animadas por música, deportes y cuentería, este lunes fue más especial: a ellas se les veía felices, ansiosas, a la expectativa. Dos de los teléfonos de las paredes estaban ocupados por mujeres de estatura promedio, que no portaban el característico uniforme naranja de este centro penitenciario, se veían imponentes, con togas y birretes negros. “Mami, ya casi van a comenzar, usted viera lo linda que quedé, voy a ver si me pueden tomar una foto”, se escuchó.
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Dieron las diez de la mañana en este lugar ubicado en el barrio Calvo sur de la localidad de San Cristóbal y una a una las homenajeadas comenzaron a tomar asiento en primera fila, como se lo merecían, muy cuidadosas de no arrugar su toga y verificando que su birrete estuviera bien ubicado.
Acto seguido sus compañeras de pabellón se sentaron detrás de ellas y, una vez los invitados que hicieron esto posible también estaban en su lugar, la anhelada ceremonia comenzó. Se dio inicio con las palabras del Secretario de Seguridad, Convivencia y Justicia, Hugo Acero, quien después de agradecer a Johana Bahamón, directora de la Fundación Acción Interna, a la Universidad Sergio Arboleda y los demás participantes por sus esfuerzos hacia esta población, felicitó y agradeció a las graduandas. “Mis felicitaciones a ustedes por su graduación, por el esfuerzo que hicieron al estudiar. Quiero que esta no sea una única oportunidad de graduarse, que sean varias, que su familia las pueda ver con la alegría con la que hoy todos las estamos mirando”.
Acto seguido tomó la palabra el director de este centro carcelario, Manuel Castillo, quien recalcó que estas mujeres son un gran ejemplo para toda la población carcelaria. Esto quedó demostrado cuando durante la ceremonia se preguntó quién quería ser la próxima en graduarse, y una gran cantidad de manos con uniforme naranja se levantaron.
Johana Bahamón felicitó a las graduandas y recalcó la importancia de brindar segundas oportunidades, explicó que el hecho de estar privado de la libertad no significa estar privado de la dignidad y que los errores se pueden convertir en oportunidades.
También intervino Diego Plata, director del Centro de Innovación, Emprendimiento y Empresa de la Universidad Sergio Arboleda, quien, con emoción, afirmó: “ustedes son las emprendedoras más grandes que hemos tenido en los últimos tiempos”. Llegó el momento de la entrega de los diplomas, cada vez que una de ellas era llamada un aplauso colectivo se escuchaba.
Sin embargo, cuando se mencionó el último nombre, se escuchó un estallido de aplausos ensordecedor de todos aquellos que hicieron parte de este proceso: miembros del cuerpo de Custodia y Vigilancia, profesores, personas del equipo de atención integral, compañeras de pabellón y directivos; todos ellos de pie, sin excepción, ovacionaron a estas 12 mujeres que hoy, frente a cientos de ojos orgullosos, alcanzaron con esfuerzo este logro académico.
Cada una de ellas, además de su certificado, recibió un kit de toallas y cremas para su rostro por parte de la Fundación Acción Interna. Pero eso no fue todo, después de estas entregas, un espectáculo de saxofón y un acto de cuentería hicieron aplaudir y reír a homenajeadas e invitados.
La ceremonia oficial terminó aproximadamente a las 11:20, más el festejo continuó. Estas doce mujeres miraban sus diplomas junto con sus compañeras que las felicitaban personalmente y llegó el momento. Allí, en el patio del pabellón Esperanza, 12 birretes volaron por los aires, entre gritos y decenas miradas de personas que, aún con tapabocas, sonreían.