Bogotá tiene 15 humedales reconocidos como áreas protegidas, pero con la nueva propuesta de POT, se tendrían dos nuevos: Hyntiba- Escritorio, en la localidad de Fontibón, y Tingua Azul, entre Kennedy y Bosa. Con esto, la ciudad pasaría de tener 719 a 901 hectáreas, lo que significa un incremento del 20 %.
Además, se reconocen los otros humedales con los que cuenta la ciudad y harán parte del sistema hídrico para también protegerlos. En esta categoría, los cuerpos de agua suman 618 hectáreas.
Actualmente, estas áreas protegidas se conocen como parques distritales de humedal, pero atendiendo a la petición de la comunidad, con el POT cambiarían a reservas ecológicas, para garantizar que no haya endurecimiento ni recreación activa.
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Te invitamos a ver este video, en donde se explica cómo el POT garantiza la protección de los humedales:
¿Qué contempla el POT sobre la construcción de vías en los humedales?
En el caso del humedal Capellanía, hay una propuesta de vía proyectada desde inicios de este siglo. Al no encontrar otra solución, y teniendo en cuenta la importancia de este proyecto para descongestionar puntos críticos de la ciudad, la Avenida Longitudinal de Occidente - ALOpasará por un borde, pero se requerirán medidas para mantener y mejorar las condiciones ecológicas de este ecosistema.
Sin embargo, en la propuesta de POT, el régimen de usos plantea como principales la conservación y restauración. En ningún caso habrá endurecimiento para actividades que no estén permitidas o que tengan que ver con investigación, educación ambiental, ecoturismo, entre otros.
En la siguiente imagen puedes ver cómo se aumentaría cada humedal de Bogotá con la aprobación del POT:
Solo hay una excepción para casos que tienen que ver con la malla vial arterial porque se debe buscar un equilibrio y resolver conflictos en una urbe como Bogotá, con 8 millones de habitantes, y garantizar condiciones de habitabilidad.
Se busca desincentivar el desarrollo de vías por estas áreas. Con el POT se fortalece la norma y cualquier propuesta debe cumplir con exigencias ambientales, participativas y medidas de compensación según sea el caso, que dependerán de la condición de la obra.
Lo más barato, como antes, no va a ser atravesar los ecosistemas. Ahora, existen requerimientos de compensación que antes no existían.
Por ejemplo, la decisión de no construir la ALO norte evita que se afecten los humedales Juan Amarillo y La Conejera, pues de construirse fragmentaría estos ecosistemas.